Abstract
Quienes hemos leído a Freire, repetimos con frecuencia que “todos aprendemos y todos enseñamos” y con esta frase estamos valorizando que todas tienen la posibilidad de enseñar, aunque no hayan ido a la escuela o no sean capaces de leer o escribir. El “todos aprendemos” parece estar más situado en la idea de que siempre es posible aprender, aún en situaciones desfavorables. En este breve artículo quiero hacer una reflexión acerca de las tremendas dificultades que tienen las clases populares, los y las indígenas, los y las migrantes pobres de poder enseñar, de poder transmitir sus prácticas culturales a personas que no pertenecen ni a su grupo ni a su clase, en especial si se trata de personas con alto nivel de instrucción.
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