Educación literaria: reflexiones para el cambio
Literary education: reflections for change
Ekirajawaa ka'alasiasü, jülüjaa aa'in jüpüla a'wanajawaa
Benjamín del Prado, poeta y novelista español, escribió para el periódico El País en febrero de 2000 un artículo del que extraigo estas palabras:
Hay hombres que nunca han visto una ballena blanca y mujeres que nunca han desenterrado un tesoro; hay niñas que jamás van a pisar la Luna y niños que nunca han oído cantar a las sirenas. Se les ve por las calles y en las oficinas, se les ve entrar y salir de los comercios o los autobuses atrapados en sí mismos, reducidos a sus pequeños límites porque en su vida han abierto un libro. Me pregunto cómo se verá el mundo desde esas personas, qué será una isla para alguien que no haya leído a Robert Louis Stevenson; qué será un bosque sin Walter Scott, un molino de viento sin Cervantes, una selva sin Kipling o un río sin Antonio Machado; qué será una ciudad como Madrid para quien no conozca a Galdós o a Pío Baroja. En ese bando, el de la gente que jamás ha leído ni leerá un libro, todo debe ser más triste y más oscuro, más estrecho y menos luminoso porque uno es también la suma de todo lo que no hizo y todo lo que no sabe, de todos los sitios a donde no viajó, los cuadros o poemas ignorados, las oportunidades perdidas.
Y el libro que pronto verá la luz próximamente por la Editorial Universitaria Félix Varela coordinado por el Dr. Ciencias Filológicas, Profesor Titular, escritor y ensayista Ramón Luis Herrera Rojas y un grupo de especialistas cubanos, pretende cambiar ese estado de cosas, particularmente porque va dirigido a la formación de profesores de español y Literatura en el país, y porque en particular se dedica a trabajar con hondura la educación literaria de adolescentes y jóvenes.
Este sintagma: el de educación literaria, es una expresión que ha circulado poco en Cuba, pero que es de creciente uso internacional desde hace décadas, y en ella hay intrínsecamente un cambio de perspectiva: de la didáctica de la literatura, de la enseñanza de la literatura se da un giro para poner la mira en la educación literaria entendida como un proceso formativo que trasciende los marcos reglados de la educación formalizada, los estrechos marcos de la escuela, para salirse de ella y ver cómo es un largo proceso que comienza mucho antes de que el niño o la niña entren a aquella porque se inicia desde las prácticas de lectura y de relación con los libros y la literatura en el seno de la familia, de los hogares, bibliotecas y espacios socioculturales en los que se transmite ese acervo cultural que se descubre en la narración a viva voz de cuentos, leyendas y mitos, o en la recitación de versos, retahílas, trabalenguas y en última instancia, en aquellos momentos que nos dejamos hechizar por el valor y el encanto melódico y de significados y sentidos de las palabras.
La formación o educación literaria de niños y niñas, adolescentes y jóvenes es un componente de suma importancia en la formación integral de la persona, en tanto la literatura constituye quizás la expresión suprema de la memoria de los seres humanos como sujetos pensantes y sensibles, comunicada, para que cada cual la haga irrepetiblemente suya, mediante el más común y entrañable de los dones sociales: el lenguaje. Es en la literatura como institución, como hecho lingüístico, estético y artístico donde se dirimen los valores de las palabras y hacer memorable ese encuentro es tarea inexcusable de la escuela.
Ese lenguaje preñado de valores éticos y estéticos, transmisor de emociones, pensamientos e identidades, desde el que se construye la fabulación ficcional, se tejen, destejen y entretejen muy disímiles voces. Ese lenguaje literario en el que se cumplen la función estética y también identitaria de los pueblos está cargado de las huellas milenarias de la vida en sociedad y siempre renovado por el portentoso poder creativo de sus cultores. Legado múltiple, encrucijada de saberes y experiencias, estudiado desde los más variados puntos de vista; reacio por naturaleza a imposiciones y dogmatismos, desde donde surge una y otra vez el dilema de si la literatura se enseña o se contagia.
Reúne este libro una muestra sobre cómo se piensa hoy en Cuba la formación literaria, resultado ese pensamiento de la obra académica e investigativa de un conjunto de educadores de fructífera trayectoria, vinculados con carreras de perfil eminentemente pedagógico y de corte filológico, y acuciosos protagonistas ellos mismos del dinámico y complejo proceso del enseñar y el aprender literatura en la escuela.
El lector constatará puntos de convergencia y de divergencia en el entramado de posiciones que en él se exponen, pues la unanimidad de criterios en ámbito tan proclive al debate es imposible de ocultar y antes bien es indeseable porque castraría la riqueza de puntos de vistas y modos de leer y empobrecería el quehacer pedagógico y didáctico en este campo. De esas diferencias y contradicciones brota y florece el pensamiento crítico, tan necesario en un mundo donde los poderes imperiales pretenden imponer su hegemonía enemiga de la cultura y borrar una diversidad raigal, emancipadora, que es fuente nutricia de la plenitud humana.
Desde esa perspectiva, este libro se inserta en una tradición descolonizadora y emancipadora iniciada en estos estudios, sobre todo, por la Profesora Titular Rosario Mañalich Suárez cuando abrió en los niveles superiores para esta disciplina el camino expedito para el estudio serio y riguroso de las literaturas antiguas en las que no solo estaban la egipcia y la mesopotámica sino también las del continente africano y las del mundo asiático; cuando abogó con resuelto tino por el lugar que debía ocupar por su importancia el estudio de la literatura latinoamericana y caribeña en la que se inserta la literatura cubana; y en especial, las literaturas prehispánicas; también cuando ya casi en su jubileo como docente en pleno ejercicio, supo develar que en nuestras investigaciones y en nuestras producciones científicas en el campo de la didáctica de las Humanidades se habían planteado con total acierto tres nodos cognitivos esencialísimos: el de la comunicación imaginal en la que el arte y la literatura se inscriben; el del cuadro del mundo que logran ellas conformar, provocar en la mente de quien lee y estudia; y el de la vida y pensamiento de las personalidades imprescindibles desde donde construimos una concepción profundamente cubana sin renunciar, como es lógico, a la mejor tradición regional y mundial, con el fin de cumplir con aquella máxima martiana en la que reza que “conocer diversas literaturas es el único modo de librarse de la tiranía de una de ellas”.
Así pues, de la mano del razonamiento del Dr. C. y Profesor Titular, Juan Ramón Montaño Calcines, encontraremos un estudio detallado y coherente de carácter histórico sobre el camino recorrido por la didáctica de la literatura en los niveles no universitarios cubanos; y también podremos leer de este mismo autor otros dos trabajos: aquel en el que se revelan los avatares, conflictos, resistencias y desafíos que ha tenido que enfrentar la enseñanza de la Literatura; y otro en el que se sitúa el lugar que esta debe ocupar en el ámbito de las Humanidades como gran desafío, necesario e impostergable, de contribuir mediante ella a la forja emancipadora de hombres y mujeres en la época postpandemia que hoy vivimos.
El estudio de los clásicos como un gran reto en el contexto actual y particularmente los razonamientos sobre cómo hacer más atractivo y seductor este proceso ocupa un espacio importante desde las reflexiones de la Profesora Titular y Máster María Carolina Heriman.
Tres trabajos calan con profundidad ciertas zonas del quehacer formativo en esta materia: dos en los que la enseñanza de la literatura se construye desde las perspectivas del enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural de profundo sabor cubano gestado y liderado por la Dr. en Ciencias Angelina Roméu Escobar: el de la Dra. Isabel León Martínez y el del Dr. Sandy Orlando Moré Mir; así como el de la Dra. y Profesora Titular Bárbara Maricely Fierro Chong quien aborda las problemáticas y convergencias de la educación literaria desde las perspectivas de la formación de docentes en Cuba.
Dos trabajos son significativamente distintivos: el del Dr. José Emilio Hernández Sánchez porque aborda la didáctica de la comprensión a la luz de la hermenéutica; y el del Dr. Ramón Luis Herrera Rojas por su lúcida y provocadora exposición sobre este tema que es medular para las discusiones, polémicas, reflexiones y comentarios, en fin, que puede y debe provocar la lectura de todos estos trabajos.
Sé, como lo saben no pocos conocedores de la problemática que aquí se expone, que los libros que no se leen son vidas que se desaprovechan, mundos que se abandonan. Sé que leyendo la mejor literatura de todos los tiempos estaremos siempre acompañados de múltiples voces; y que nos podremos metamorfosear en uno y miles de mujeres y hombres; y que con ella y a través de ella, tendremos la suerte de poder mirar al mundo con ojos cómplices porque nos conducen por la vida experimentando una y mil travesías.
Asistamos pues, al leer este libro, al convivio de una fiesta de la palabra y de la pedagogía en tiempos en que la desmemoria y el colonialismo cultural más aberrante intenta convertirnos en seres todos iguales: grises, opacos, serviles, fanáticos furibundos de las pantallas y del consumo más desenfrenado y galopante, lectores perezosos que no podrán discernir la verdad de la mentira, incapaces de imaginar que un mundo mejor es posible.
Biodata
Juan Ramón Montaño Calcines: Doctor en Ciencias Pedagógicas por la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona de La Habana y Máster en Didáctica de la Lengua y la Literatura por esta misma institución universitaria. Licenciado en Educación, especialidad español y Literatura, ha ejercido la docencia en los niveles preuniversitarios y universitarios cubanos. Se ha desempeñado durante más de veinte años como asesor en estos ámbitos a nivel municipal, provincial y nacional en el Ministerio de Educación y actualmente funge como Asesor Técnico Docente de la Dirección de Formación de Profesionales de Pregrado del Ministerio de Educación Superior. Es el secretario de la Subcomisión Nacional de español-literatura, del Instituto Central de Ciencias Pedagógicas desde 2010 hasta la fecha.