De emociones y sus fuerzas transformadoras: la resistencia de mujeres frente al extractivismo
Of emotions and their transformative forces: women's resistance to extractivism
Jünainjee asüsülaawa aa'in jeejütsüin a'wanajawaa: natsüin jieyuu ji'ipajee tü ajapatütkaa
En los últimos años, las emociones han adquirido un lugar central en los estudios de la movilización política y las resistencias en diversos contextos (Jasper, 2011; Macleod y De Marinis, 2019; entre otros). Estos abordajes, situados en el llamado giro afectivo de las Ciencias Sociales han ampliado las posibilidades explicativas acerca del rol de las emociones en la acción social, algo completamente invisibilizado en los análisis más racionalistas que hegemonizan los estudios de los movimientos sociales. El análisis emocional, sin embargo, no rompió del todo con ciertas lógicas psicologizadas o sociologizadas de las emociones (Ahmed, 2015). Pensar que las emociones se encuentran en el interior de las personas o en las estructuras que las personas interiorizan no ha permitido profundizar en las dimensiones relacionales y de circulación de las mismas, incluyendo también lo no humano, como la geografía, los objetos y los significados atribuidos a ellos.
Esta crítica integra no sólo una preocupación por la dimensión cultural de las emociones, sino también una reflexión metodológica y de orden ético-política. El “poner el cuerpo” de la antropología, a través de la inmersión profunda del trabajo de campo y hacerlo en escenarios de devastación, silencio, sufrimiento y resistencias, implica no sólo una posibilidad de profundizar en el rol de las emociones en la acción social, sino también ubicarlas en el horizonte de potencialidades políticas de transformación. El libro de Carolina Díaz Iñigo se encuentra en este corpus de trabajos académicos emergentes que buscan ir un poco más allá del análisis emocional, para reconocer los entramados sociales, políticos y emocionales que hacen posible las resistencias de las mujeres, recuperando las memorias de lo íntimo y sutil de su lucha política, pocas veces visibilizadas en los análisis de las grandes manifestaciones sociales. Forma parte de las publicaciones de la Cátedra Jorge Alonso, del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y la Universidad de Guadalajara, la cual representa un espacio de reflexión, discusión y poblematización sobre los movimientos sociales en la actualidad. La discusión se nutre de la convergencia de estudios contemporáneos, que han sido premiados y reconocidos como obras que aportan no sólo a la teorización acerca de las movilizaciones sociales contemporáneas, sino también a la construcción colectiva y desde abajo del conocimiento para la transformación social y política.[1]
Carolina Díaz Iñigo describe la resistencia que encaran las mujeres de la región del Soconusco en Chiapas para garantizar la reproducción de la vida en esta región de frontera, azotada por múltiples formas de violencia. Frente al extractivismo que se vive en la región, como parte de una acumulación histórica de exclusión y despojo, las mujeres se organizaron para frenar la profunda devastación. La minería a cielo abierto y la expansión de los cultivos de palma no se instalan sólos. En esta zona de frontera, donde transitan migrantes desde centroamérica y se generan enclaves de gran rentabilidad del capital, la militarización y el narcotráfico también están presentes profundizando la devastación sobre los territorios y los cuerpos, garantizando la extracción del capital y expandiendo las fronteras de la rentabilidad.
Carolina Díaz Iñigo documenta las historias, testimonios y memorias de mujeres organizadas y lideresas, poniendo en el centro la dimensión emocional de la lucha colectiva. Documenta cómo estas mujeres no sólo consiguen transformaciones importantes de sus vidas y de las vidas de otras y otros en sus comunidades, sino que transforman la práctica política misma. Las acciones de las mujeres develan aquello que la política masculina ha dejado en las sombras: la alegría de la resistencia, el amor, los cuidados e incluso los silencios que permiten sobrevivir en tiempos adversos. La “sutileza” es, al mismo tiempo, una forma de resistencia y una ventana para comprender el tamaño del monstruo que enfrentan.
El libro se divide en cinco capítulos, a través de los cuales su autora va describiendo los diferentes entramados de violencia acumulada en esta región del sur de México. En el primer capítulo, analiza la región del Soconusco como región de frontera y los megaproyectos que se instalaron en los últimos años, principalmente la minería, el cultivo extensivo de palma, mango, entre otros monocultivos. Estos megaproyectos evidencian las transformaciones de una región venida en enclave de alta rentabilidad del capital, potenciado por las políticas neoliberales que sumergieron a muchas regiones rurales e indígenas de México a situaciones de pobreza extrema y gran vulnerabilidad. Esta política de despojo supuso también la extracción de cuerpos que comenzaron a formar parte de la mano de obra barata y disponible para la explotación en las plantaciones y en la minería. Estos cuerpos, enfermos, afectados por el deterioro ambiental que año con año se fue haciendo cada vez más fuerte, cuerpos desechables del capital, gestaron procesos de resistencia que como grietas posibilitaron algunas victorias, como el cierre definitivo y temporal de las actividades mineras.
En el capítulo dos, la autora va entrelazando diferentes dimensiones teóricas y analíticas acerca de las antropologías de las emociones, de los cuerpos y la afectividad, para dar cuenta de cómo esos cuerpos son afectados en las experiencias de despojo y deterioro ambiental presentes en la región, pero también se afectan y se conectan mutuamente en múltiples expresiones de la resistencia más visible y la más sutil. Recupera el concepto “cuerpo-territorio” propuesto por Lorena Cabnal y otras activistas mayas para dar cuenta de la interrelación entre el género, la colonialidad y el territorio sobre el cuerpo de mujeres mestizas del Soconusco. El análisis del mestizaje, como identidad despojada de su conexión territorial e histórica, representa otro de los aportes importantes del libro, en tanto sitúa la construcción de órdenes de invisibilidad de historias, que la antropología y los estudios regionales han dejado de lado, por enfocarse principalmente en regiones indígenas.
Los últimos tres capítulos nos sumergen en las historias de mujeres organizadas alrededor del Centro Comunitario de Cultura y Cuidado Ambiental. Aquí, la mirada se desplaza hacia lo íntimo de la acción política de las mujeres, a sus espacios de convivencia, a sus historias. Esta mirada desde lo íntimo nos revela cómo el espacio doméstico puede ser un espacio altamente politizado, que no forma parte de las grandes manifestaciones de lo público, de exclusividad casi siempre masculina. Los relatos nos muestran que este espacio, que alberga prácticas de cuidados y reproducción de la vida, engendra una potencia transformadora que se vuelve vital para hacer frente a los procesos de despojo. El espacio de lo doméstico, invisibilizado por la mirada clásica, masculina y pública de los movimientos, se repolitiza en el análisis.
En estos capítulos, se narran casos de feminicidios y desaparición perpetrados contra mujeres, sobre todo contra aquellas que se organizan, condición que los convierte en casos de feminicidios territoriales, a través de los cuales se transparenta la expansión del terror como práctica contrahegemónica. Analiza las grandes destrucciones del territorio y la vida, pero también los procesos de erosión de menor escala, que aparecen casi siempre de manera difusa y desconectada. Los feminicidios, las desapariciones, los asesinatos, se vinculan con la proliferación del cáncer, las amenazas cotidianas. Se conectan en los entramados de violencia que hacen posible la enfermedad y el miedo en los cuerpos hasta volverlos despojables. Es en esta zonas de construcción de “lo despojable”, donde la colonialidad del capitalismo salvaje extiende sus fronteras de manera cada vez más brutal.
Las mujeres, como nos narra la autora, se encuentran en la primera línea de los cuidados y de la carga que supone la defensa del territorio y la vida. Había que organizarse y las mujeres lo hicieron desde el amor, la alegría y la búsqueda de sanación. En la risa y la alegría, Carolina Díaz Iñigo reconoce las fuerzas del ejercicio del liderazgo de las mujeres.
Este es un libro realizado con una importante solidez teórica y metodológica que vale la pena reconocer. Es un libro que no sólo nos permite conocer lo que ocurre en este espacio de la frontera sur de México, sino también entender y analizar otros escenarios más allá de los límites regionales y nacionales. Trasciende también los límites de lo estrictamente académico. Es un libro que devela una reflexión acerca de qué implica poner el cuerpo como académica e investigadora socialmente comprometida en escenarios de violencia, sufrimiento, pero también de alegría y sanación. Nos muestra que acercarnos a estos escenarios y lograr la profundidad analítica y etnográfica que encontramos en este libro, no es posible sin un trabajo cercano y de acompañamiento político y emocionalmente comprometido.
Referencias bibliograficas
Ahmed, Sara (2015). La política cultural de las emociones. Programa Universitario de Estudios de Género-Univerisdad Nacional Autónoma de México.
Díaz Iñigo, C. (2023). La sutileza de la resistencia. Mujeres y emociones contra el despojo en la frontera sur de Chiapas. Cátedra Jorge Alonso; Editorial Retos; CLACSO. eISBN 978-607-8696-65-9. http://www.catedraalonso-ciesas.udg.mx/content/la-sutileza-de-la-resistencia-mujeres-y-emociones-contra-el-despojo-en-la-frontera-sur-de
Jasper, James (2011). Emotions and Social Movements: Twenty Years of Theory and Research, Annual Review of Sociology, 37 (14), 141- 149.
Macleod, Morna y Natalia De Marinis (eds.) (2019). Comunidades emocionales: resistiendo a las violencias en América Latina. Universidad Autónoma de México-Xochimilco e Instituto Colombiano de Antropología e Historia.
Biodata
Natalia De Marinis: Doctora en Antropología por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS)- México. Desde 2016, es investigadora del mismo centro. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadores de Conahcyt, nivel II. Actualmente coordina el Observatorio Etnográfico de las Violencias, programa especial del CIESAS. Sus líneas de investigación se ubican dentro del campo de la antropología política y jurídica. Ha trabajado sobre temas de violencia en regiones indígenas, desplazamiento forzado, inseguridad y construcción de Estado, a partir del trabajo de campo con mujeres indígenas en Oaxaca y Veracruz. Es autora del libro Desplazadas por la guerra. Estado, género y violencia en la región triqui, publicado por el CIESAS en 2019, el cual recibió el premio al libro en Ciencias Sociales de la Sección México, del Latin American Studies Association (LASA). Es co-editora del libro Resinting Violence: Emotional Communities in Latin America, publicado en 2018 por Palgrave Macmillan Press.
Notas
[1] Para ver sus publicaciones dirigirse a http://www.catedraalonso-ciesas.udg.mx/publicaciones/coleccion-catedra (Último acceso, 21 de febrero de 2024).