Rosario Mañalich, maestra…

Rosario Mañalich, teacher…

Rosario Mañalich Ekirajütkaa…

 

A Rosario Mañalich Suárez la conocí siendo yo muy joven, en los finales de los ochenta del pasado siglo. Han transcurrido casi cuarenta años y desde entonces su ejemplo ha sido medular para mi andadura y conciencia profesional. Martí escribió: “La grandeza está en la verdad y la verdad en la virtud” (2001, p.457) no encuentro mejor pensamiento que este para definir su obra y vida. Un repaso por su biografía lo corrobora con creces.

Nació el 10 de mayo de 1944 en la barriada de El Vedado, en La Habana, ciudad que amó y en la que vivió siempre. Sus padres, Doctores en Pedagogía, fueron determinantes en su vocación profesional. Durante sus estudios en la Escuela Normal de Maestros de La Habana en 1957, profesores extraordinarios, como Salvador Bueno, Beatriz Maggi o Mario Rodríguez Alemán, consolidaron esta disposición profesional. Al graduarse en 1961 se insertó en la Campaña Nacional de Alfabetización, fue fundadora de la Enseñanza Técnica y Profesional y profesora de Preuniversitario. Ingresó en la Universidad de La Habana en 1962 en la Sección de Humanidades del Instituto Pedagógico dirigida por el doctor Fernando Portuondo. En el curso 1964-1965 por sus resultados académicos, empezó a laborar en la propia universidad como Instructora no graduada y ya titulada fue profesora en la especialidad Español y Literatura en el Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona donde trabajó en la elaboración de los planes de estudio del Destacamento Pedagógico Manuel Ascunce Domenech, y el plan Makarenko-Esef.

En la década del setenta colaboró con el Ministerio de Educación en la elaboración de libros de texto de Español para quinto y sexto grados y participó en la confección de los programas y libros de texto para la enseñanza de la Literatura Universal en el nivel preuniversitario. Posteriormente, durante 22 años, fue Asesora Nacional de Español y Literatura del Ministerio de Educación de Cuba en la Dirección de Formación y Perfeccionamiento del Personal Pedagógico donde tuvo a su cargo la dirección, asesoramiento, puesta en práctica y supervisión de los diseños curriculares A, B, C de la educación superior pedagógica en la especialidad de Español y Literatura. 

Rosario fue Profesora Titular del Instituto Pedagógico Enrique José Varona; y Profesora de Mérito de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Juan Marinello de Matanzas; igualmente ejerció como investigadora especializada en el área de Didáctica de la Lengua y la Literatura; miembro del tribunal para el otorgamiento y ratificación de las categorías docentes principales de Profesor Auxiliar y Profesor Titular para las especialidades de Letras y Pedagogía y profesora del Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño. También fue Miembro de la Sección de Educación y Cultura de la Sociedad Económica de Amigos del País y publicó en la Revista Bimestre Cubana.

La calidad de su trayectoria profesional la llevó a impartir conferencias, talleres y cursos en universidades de Suecia, Alemania, Rusia, Bielorrusia, Colombia, Panamá, Venezuela y Brasil. Su pensamiento quedó reflejado en libros, revistas, programas y ponencias. Tiene más de medio centenar de publicaciones en Cuba, España, Colombia, Brasil, Ecuador y Panamá. En estos textos podemos consultar sus aportes teóricos y prácticos para la didáctica, especialmente en sus tres libros fundamentales: Metodología de la enseñanza de la Literatura (1980); Taller de la Palabra (1999) y El análisis literario: una mirada plural (2007), publicados por la Editorial Pueblo y Educación.

El primero estableció las coordenadas para una Didáctica de la Literatura renovadora donde destaca el importante papel que le concedió a la lectura y análisis de la obra. Un aporte significativo de Rosario, a mi juicio, estuvo en la organización del sistema conceptual de la enseñanza de la literatura, su delimitación por etapas y la explicación de procederes para su formación, una contribución que, sustentada en la teoría gnoseológica de la dialéctica materialista, todavía no ha sido superada; asimismo, resalta la determinación de los principios científicos y metodológicos para sustentar la enseñanza del análisis, los cuales resultaron profundamente originales en el país y la región, tampoco hoy superados. Quiero destacar el profundo sentido dialéctico de estos principios, muchos organizados sobre la base de mediaciones dialécticas como son el principio metodológico de la selectividad en articulación con el principio científico de la integridad.

Otra idea sustantiva de este texto está en torno a los problemas de la selección y ordenamiento de los contenidos literarios. Mañalich le concedió gran importancia a lograr un equilibrio en la selección de obras clásicas y modernas, especialmente escritas en lengua española, porque su estudio reportaba beneficios para la formación lingüística y literaria de los estudiantes y contribuía al cultivo de su sensibilidad y espiritualidad. También insistía en valorar los intereses y las edades de los escolares en cada grado y nivel para los cuales se destinaba su estudio.

Este aspecto lo llevó a la práctica en la organización de los contenidos de los programas de estudio de la Literatura que contemplaron tres ejes medulares: el del conocimiento de obras representativas de la literatura de todos los tiempos; el de los contenidos de la ciencia literaria que incluía teoría, crítica e historia de la literatura; y el relacionado con el desarrollo del lenguaje vinculado con la expresión oral y escrita a partir de la lectura de las obras.

Tempranamente abogó por el establecimiento de relaciones entre todas las manifestaciones del arte con las obras literarias y enfatizó el papel creador de las imágenes artísticas donde se materializa la concepción del mundo del artista. Considero que en estas observaciones está la génesis de otra construcción teórica relevante de Rosario, esta vez para la enseñanza de la Humanidades, me refiero a sus conocidos ejes o nodos interdisciplinares para el estudio de las Humanidades, teoría de gran impacto para la enseñanza y la investigación didáctica. 

En el segundo libro resaltan los acercamientos lingüísticos conformes con el naciente enfoque cognitivo, comunicativo y sociocultural liderado por la Dra. Cs. Angelina Roméu Escobar. En este texto reunió trabajos con diferentes metodologías generales y particulares del análisis textual. Este libro ha gozado de gran popularidad, ya cuenta con cuatro ediciones, y en su título se devela uno de los aportes posteriores de la profesora Mañalich: el valor de la clase-taller, forma organizativa ideal para leer la literatura como diálogo entre saberes culturales históricamente condicionados:

No basta que el profesor exponga con profundidad y maestría pedagógica la significación, valores y belleza de la obra; es imprescindible que el alumno la sienta así, afectivamente, que sea capaz de emocionarse ante los logros estéticos, que extraiga sus propias conclusiones acerca de la solución dada por el autor a los conflictos y que, finalmente, pueda generalizar las enseñanzas de la obra y aplicarlas a su conducta diaria. (López, 2020, p.60)

El tercer libro defiende, como valía esencial, la pluralidad de acercamientos al texto literario desde un enfoque interdisciplinario. Mañalich se refirió a la  interdisciplinariedad como ley de la enseñanza, que permite una mayor riqueza cognoscitiva y apoya, desde esta idea, la planificación e instrumentación de métodos diversos de análisis literario: comparativos, histórico-funcionales, genéticos, lingüísticos, estadísticos, estilísticos, estructurales, semióticos, sicológicos, históricos, sociológicos, filosóficos, para que impacten integralmente en las esferas estética, gnoseológica, axiológica, expresiva, impresiva y lúdica de la obra literaria.

En su función de Asesora Nacional de Español-Literatura, organizó reuniones periódicas para los profesores de Metodología de la Enseñanza del Español y la Literatura de todo el país. Recuerdo que en una de ellas me comentó que quien amara la literatura amaba enseñarla, amaba contagiar y seducir a sus alumnos con el valor de la palabra estética. Esas palabras dichas así, de un modo natural, sin afectación ni pose intelectual, tuvieron en mí un impacto sustancial; recordé que Jorge Luis Borges apuntaba que el verbo leer, como el verbo amar o el verbo soñar, no aceptaba el modo imperativo. Con Rosario aprendí que el verbo enseñar tampoco se impone, no puede conjugarse en formas autoritarias, y que la didáctica de la literatura era un modo de salir al encuentro de los demás, desprenderse de algo personal: una idea, un sentimiento, una vivencia, un conocimiento para compartirlo. En esas reuniones fui aprendiendo una cultura del debate, que sigue siendo hoy tan difícil de instalar en nuestras vidas profesionales y en nuestro propio ámbito social cada vez más acosado por polarizaciones inducidas. Recibí varias visitas de Rosario, como metodóloga-inspectora, y nunca la escuché imponer, ni humillar, siempre supo reconocer el mérito de los profesores de todo el país, sin distinción geográfica, cultural, racial, de género, credo u orientación sexual alguna; resguardó invariablemente la diversidad y la democracia intelectual.

En cada visita recibida insistía en la autopreparación del profesor, recomendaba dos líneas relacionadas: una encaminada a ampliar la cultura general y otra dirigida a la búsqueda de la especialización en los contenidos de la(s) asignatura(s) a impartir:

El profesor debe, además de poseer una sólida cultura que le permita hallar los vasos comunicantes, ser capaz de analizar procesos, tomar acertadas decisiones, dominar las vías pedagógicas y psicológicas que le permitan conocer cómo actuar, cómo operar con esa cultura en las esferas gnoseológicas y axiológicas durante el aprendizaje de los alumnos. (Mañalich, 1999, p. 110)

Insistía en preservar al maestro, pues su formación era una larga y ardua tarea. He podido palpar la sabiduría de sus palabras. Muchas veces no hemos cuidado a nuestros profesores con el respeto que se merecen y hemos perdido u olvidado trayectorias brillantes que aún pueden enseñar mucho y bien. Por eso urge no olvidar el recorrido de esta gran maestra. En este sentido la Licenciada Yamisleide López Folgado (2020, p. 60) realizó una investigación donde destaca la contribución de Rosario a la enseñanza lingüístico-literaria en todos los niveles educativos:

-Concebir y participar en la elaboración de tres Planes de Estudio para la formación de profesores de Español y Literatura del nivel medio superior.

-Favorecer una concepción de la enseñanza-aprendizaje de la literatura con sólida base dialéctico-materialista.

-Renovar los métodos de análisis literarios con el propósito de elevar la independencia de los estudiantes en el aprendizaje.

-Potenciar la creatividad en las metodologías para la enseñanza de la Literatura y abogar por el enfoque interdisciplinario para su cabal impartición.

-Asesorar documentales didácticos sobre escritores como Onelio Jorge Cardoso, Eliseo Diego, Alejo Carpentier, Mirta Aguirre y La Avellaneda.

-Propiciar la ampliación de la gama de los contenidos en las clases de Literatura e incluir en los programas de estudio de la enseñanza medio superior las canciones de trabajo, las literaturas antiguas orientales y las literaturas hispanoamericana y cubana con lo que eliminó el criterio occidentalista.

-Operacionalizar la intertextualidad como método para enseñar el análisis literario.

-Elaborar para el área de las Humanidades tres nodos cognitivos: cuadro del mundo, la comunicación imaginal y el estudio de personalidades.

-Sentar las bases de lo que hoy se conoce como cultura general integral mediante la relación entre arte, literatura y sociedad.

-Proponer un sistema de principios y conceptos en la enseñanza de la Literatura fundamentado en la estructuración horizontal y vertical de los programas; y una metodología para su formación.

-Concebir la clase-taller como una vía para comprender los problemas de la realidad y actuar en su transformación con enfoque interdisciplinario humanista.

Convencida de que “la literatura es un agente poderoso para cultivar la inteligencia en su más amplio sentido” (López, 2020, p.59), la maestra rompió esquemas en la enseñanza de la literatura y brindó variados enfoques y tipologías de métodos.

El poeta Roberto Manzano, con el que en ocasiones Rosario hubo de conversar, escribió un poema titulado “Al término del viaje” que me conmueve profundamente pues habla de esa hermosa relación entre una madre y un hijo cuando han recorrido ya una considerable travesía; quiero dedicárselo, una gran madre para todo el gran gremio de profesores de literatura:

Hoy he vuelto a la casa de mi madre, y me he sentado un rato con ella en torno a la mesa donde la familia ha hincado siempre los codos.

Los demás se han ido, y andan por ahí, quién sabe detrás de qué mariposas lentas, o tal vez nos miran desde qué escondidos aleros.

Y yo y mi madre, increíble, somos ahora dos ancianos que conversan en silencio, mirándonos de pronto con los ojos llenos de travesías.

Aunque somos viejos los dos, Dios mío, cómo es que ella nunca me alcanza, y que yo he venido de lejos a buscar su suave amparo aún!

Ha pasado el tiempo, querida madre Rosario, nos volvimos dos viejos con los ojos llenos de travesías. En este humilde rincón de mis vivencias siempre la pienso y pensaré, siempre le estaré eternamente agradecido por su suave y resistente amparo, maestra querida.

 

 

 

Referencias bibliográficas

López Folgado, Y. (2022). La contribución de la Profesora Titular Rosario Mañalich Suárez a la enseñanza de la literatura en Cuba. Tesis en opción al título académico de Máster en Didáctica del Español y la Literatura. La Habana.

Manzano Díaz, R. (2016) Al término del viaje In. Pensamientos libres. Santa Clara: Editorial Capiro.

Mañalich, R. (1999). “Los métodos modernos de análisis literario: un ensayo de aplicación”. In. La enseñanza del análisis literario: una mirada plural. Ciudad de La Habana: Editorial Pueblo y Educación

Martí Pérez, J.J. (2001) Obras completas. Tomo 6. Ciudad de la Habana: Centro de Estudios Martianos.

 

 

Biodata

José Emilio Hernández Sánchez: Licenciado en Educación, Español- Literatura. Master en Didáctica del Español- Literatura y Doctor en Ciencias Pedagógicas. Profesor Titular de la Universidad Ignacio Agramonte, Camagüey, Cuba. Miembro de la Comisión Nacional de la carrera Español- Literatura. Autor de programas de estudios, libros y ensayos. Tutor de un alto número de tesis de maestría y doctorado en Cuba y otros países del ámbito latinoamericano.