Entretextos - Pinceladas Regionales/ Regional Touches/Ejeetsee oumainpa’ajatü

Revista de Estudios Interculturales desde Latinoamérica y el Caribe

Facultad Ciencias de la Educación. Universidad de La Guajira. Colombia

ISSN: 0123-9333 / e-ISSN 2805-6159, Año: 18 N.o 34 (enero-junio), 2024, pp. 327-334

Este trabajo fue depositado en Zenodo: DOI: https//doi.org/10.5281/zenodo.10473045

Licencia CC BY NC ND 4.0 / Derechos de autor: autores /Derechos de publicación: revista

Recibido: 28-6-2023   · Aceptado: 15-7-2023

 

Poesía, memoria, palabras y saberes

Poetry, memory words and knowledge

Anaküijia, ekiiru’ujatü, pütchiirua jee atüjalaa

 

 

Rubén Darío Hernández Cassiani

https://orcid.org/0000-0003-3755-2143

hernandezcassianir522 @gmail.com

Universidad Javeriana, Colombia

 

 

 

L

a poesía en verso o poesía en prosa, es palabra que recrea de manera figurada la realidad, conectando esta con la subjetividad del poeta; expresando amor, pasión, sentimiento, emoción, sueño, tristeza, miedo, alegría, propia de un ser de carne y hueso que siente y piensa, es decir, existe. 

Por mucho que intentemos separar el sentir y pensar se imbrican, como una realidad holística que requiere diversas formas de comunicación, marcada con el sello de la creatividad, al amparo del ideario que concibe la cultura como lo que se lee con los ojos del corazón y digiere las dendritas de la razón.

Quien embadurna estas cuartillas, desde estos horizontes, se inscribe en esa perspectiva poética que vislumbra la cara sensible de este género literario en franco diálogo con otras formas de interpretación de la realidad.

A la luz de estas expresiones, traducidas en actos de habla, la poesía es la partera de las artes en general, porque brota de lo más profundo del género humano, del alma y se comunica con signos, traducidos fácilmente a imágenes, gestos, bienes y productos, es decir, expresión artística.

La poesía, afirma Belliard (2023, p 1), es en efecto:

(…) el género, la expresión formal, la sustancia que habita, mora o subyace en el tejido del poema. La poesía trasciende el poema, la palabra- el verso o la prosa y se refugia o vive en toda forma de expresión artística. La poesía nos abre una ventana, un resquicio de luz, una rendija luminosa del mundo, nos canta y nos cuenta lo que sabíamos, pero habíamos olvidado, nos recuerda la memoria del deseo. Siempre nos está asombrando o deslumbrando, mas no nos enceguece.

Por lo tanto, es algo inherente a lo más sagrado de la existencia humana que, desde tiempos inmemorables contemporizó con lo artístico, el surgimiento del lenguaje articulado y gráfico, la pintura rupestre, es fiel testimonio de estas aseveraciones que entrelazan, lenguaje y realidad.

Lenguaje que indiscutiblemente comunica realidades como actos de saber lo que expresa, tal como lo mandata la conciencia, lo consciente e inconsciente, objetivo y subjetivo, el yo soy, el somos y el soy porque somos, en su condición de manifestación de esta intersubjetividad que se teje en el relacionamiento social.

Palabras y saberes, diálogo para creer, dice la cultura popular, reafirmando este andar junto epistemológico, perene y ubicuo en el tiempo y en el espacio, en lo local y lo global, mediado por un conjunto de circunstancias inscritas en el devenir de la sociedad colombiana, teniendo como techo y suelo el cielo y mar Caribe, donde vuelan y nadan los sueños buscando arribar al puerto libertario inexorable.

Esa cultura local y global, emana como fuerza de fe y esperanza, en los territorios ancestrales y su afrodiasporidad afirmada, sustentada en el matrimonio de palabras y saberes, forjados milenariamente como legado de la madre patria África, cuna de la humanidad.

Sus testigos vivientes, andantes y rodantes, afrocolombianos, negros, raizales, palenquero y hermanos afrodescendientes en general que integran el campo popular, tienen en este ensayo poético, el heraldo que recrea artísticamente los saberes como palabra y palabras -saberes.

Esta reflexión poética y su forma escritural, habla del amor, el universo, la naturaleza, la familia, la sociedad y sus angustias e incertidumbres en general, integrada por sujetos comprometidos y soñadores de nuevas realidades sociales, económicas y políticas, inspiradas en el arte de escribir poesía.

Sus palabras, traducidas en versos y estrofas, son voces cargadas de afecto y sentimientos inmersos en las circunstancias propias de una sociedad sedienta de convivencia, dignidad y paz, pensada para el bienestar de las mayorías que integran su tejido social.

Con argumentos, habla a su congénere humano, en tiempo presente sufrido y en tiempo pasado, escuchando las voces de la familia extensa y parentela que integran lo ancestral y la proyección social; los antepasados nos hablan, dice el reciente libro de la periodista y antropóloga Sinikka Tarvainen (2019), narrando magistralmente, la línea de continuidad existente entre el pasado sufrido y los tiempos vividos, la comunicación de los presentes con los antepasados, a través de los sangoma.

Su contenido, con alto calado espiritual, son dialogo de saberes entre lo creativo y lo conocido, lo poético y lo razonado, la pasión y el rigor que hacen fluir las ideas poéticas que, de principio a fin, tienen toda una cohesión verbal y escritura creativa actual.

 

Que estas palabras, que integran el poemario Canto celestial como memoria ancestral y el segundo trabajo intitulado: Palabras y saberes, sigan sensibilizando corazones y moviendo el mar de las aguas convulsionadas que, desde el lecho marino a las olas de la superficie, invitan a reflexionar. Los siguientes poemas se inscriben estos propósitos

 

 

FELICIDAD VIRTUOSA

Oasis de alegría que baña el espíritu,

pletórico de satisfacción, baila y goza

evocando sentimientos que copan sueños.

de mañana esperanzador.

 

Mar placentero en que se sumerge el ser,

bebiendo de las aguas cristalinas que

calman la sed de necesidades postergadas en el tiempo

y sentidas con pasión.

 

Virtudes que hablan del nirvana,

alimento de deseos santificados por los dioses

al llegar al paraíso para la realización plena

de la plegaria suplicada.

 

Congratulación por las añoranzas cumplidas por el hermano,

al coronar la cumbre de la razón,

labrando en el camino que ilumina el destino.

 

Bienaventuranza en el timón de la sociedad,

conviviendo en paz y tranquilidad

con la muchedumbre que comparte en su andar,

buscando felicidad.

 

Grito libertario que sacude las cadenas de sumisión en las jaulas, 

 a manadas de paloma que recorren cielo y tierra

 reafirmando su dignidad, sin negársela a los demás.

 

Buffet que sacia los apetitos de libertad,

bebiendo de la copa de la armonía reinante en el fondo marino,

emitiendo sonidos que hace a los peces solidarios

y amigos.

 

Cantar, soñar, correr, beber, enseñar

y comunicar sonrisas angelicales a la sociedad,

soñando vivir en fraternidad.

 

Compartir el banquete del fruto cocido en binde familiar,

disfrutado con el rebaño en el hogar,

repicando en el oído concierto de pajaritos en el cielo,

cantico afable por el bienestar social.

Armonía con la naturaleza, el mar, ríos,

selvas y estrellas que iluminan para parir la tierra,

madre y progenitora de la vida sabrosa en el planeta.

 

Procrear con amor y sentido ambiental,

dicha de salud del organismo social

y reparación integral del tejido social.

 

Leer, escribir, pintar, dibujar

para la mente sanar generando conciencia

y movilización social, saber que cicatriza malestar.

 

 

 

 

AMOR, DULCE AMOR

Mandan los ojos del corazón

 y sus fibras profundas de pasión estremecedora del ser

o la conciencia deparadora en la cumbre de la razón, jueces románticos y naturales del querer.

 

Estrella fugaz que brilla por momento,

y luz fosforescente con nube cargada de sentimientos,

techo roto que emana copiosa lluvia,

 sin parar hasta la eternidad.

 

Caramelo que endulza los deseos efímeros del paladar

y alimento del alma calmante en los actos de vida

 presentes en la existencia humana,

exaltando a la mujer y el hombre también.

 

Caudal de afectos que integra la familia,

sostiene la sociedad y regula la convivencia

 con la madre naturaleza y

todos los seres que en ella puebla.

 

Lagrimas que bañan la amistad, 

termómetro regulador de la sinceridad

en la relación bendecida por el creador

que ama al prójimo de verdad.

 

Maestro de la vida social, clama por enseñar

 con pedagogía para amar comprendiendo la sociedad

y su necesidad de cambiar por la vida en su sitial.

 

 

AMAR NO VIOLENTAR

Las mujeres, serpiente en movimiento que abraza el amor,

 como opción de vida en lo alto de su expresión,

se reunieron y de la violencia hablaron,

desde la Guajira hasta el Morrosquillo y Venezuela mencionado,

todas la rechazaron.

 

Del feminicidio, crimen horrendo que sepulta la palabra,

hay mucho que decir y de las formas verbales y sexuales

de agredir el coito y su nirvana, 

connotando   violencia física y mental desmesurada.

 

Del alma hablaron, árbol reverdecido que abriga el zócalo del ser,

seriamente lacerado y afectado,

por las cicatrices invisibles que recorren desde las narices

hasta los pies profundos del espíritu destrozado.

 

Es un daño a vigiar por los efectos causados,

 evitando victimizar para la transformación social 

y el género conservar, cual sujeto amar.

 

No es fomentar la división,

 sino la atención de un problema mayor

que hay que prevenir para el espíritu sanar,

 reparando a la mujer como primogénita cultural.

 

Prácticas de crianza construir, 

 la paz perpetuar cultivando de verdad actitudes sanas de relacionar

que naturalicen la complementariedad

y la convivencia social.

 

El poder de la violencia destruir, 

si la familia extensa quiere sobrevivir

como institución cultural que integra la identidad

y las formas naturales de organizar,

para el bienestar de la comunidad y la paz de la sociedad

 

 

 

MAESTRO SABEDOR

Compartir la vida, agradar la naturaleza,

 amar el planeta y el universo satelital, 

es la enseñanza del maestro como expresión de belleza,

 enalteciendo las ciencias.

 

Su labor es señera, cual partera natural

que representa la madre en su don de familia amamantar 

y criar para el tejido social,

 fuente de convivencia y paz.

Lluvias de conocimiento brotan de su inteligencia,

iluminado por el cielo que cubre su lecho,

 invitando a soñar, adornado por jardín policromico floral

que nutre su creación, destellando formación y hábitos

para dignificar el género humano como ser social.

 

La vida es su fuente natural

la recrea al pasar por el entorno institucional

y socializa sin cesar con generaciones enteras,

con manos angelicales templadas en el edén ideal de la fraternidad

con pedagogía para amar.

 

Educar, enseñar y aprender a transformar con justicia e identidad,  

 es la tarea ministerial que el maestro impulsa con alma y corazón

de la mano del saber ancestral, la ciencia y el arte sensibilizador, 

preñados de imaginación y todos admiramos con razón.

 

Saber cultivar, aprendiendo a dialogar

 para que fluya la razón y arribar al puerto del conocimiento,

 superando la ignorancia, tiniebla que sumerge en la desgracia,

es su misión de gracia.

 

 

ANGELES SOMOS, TINTILILILLO.  

Los niños cantan a los ángeles de la creación

invocando solidaridad del vecindario en su hogar

y compartir alimentos con el prójimo de verdad,

sediento de pan y libertad.

 

No es el dulce exótico del pomposo comercialismo

que engaña el paladar;

nace de las entrañas del alma y el espíritu jovial

de quienes aman de corazón, deseando que

escuchen su canción e integrarse en la diversión.

 

Percutir la olla y el caldero,

sinfonía de la orquesta sensacional

que calienta las ideas pregonando deshojar el plátano

 banano, frutas del matorral y parir la tierra

 con yuca, ñame, papa, hortalizas, verduras y batata,

entregada por manos angelicales de los moradores del lugar.

 

El sancocho, espejo intercultural caribeño cargado de oralidad,

 simboliza la fiesta y el disfrute de la pedagogía de cocina,

 y muchos aprenden   Jocosamente y pletórico de alegría,

 símbolo alimentario de auténtica soberanía.

 

 

Tintililillo, Tintililillo, cinco chivos pa mi bolsillo,

no te late, no te late, saca el bollo, del escaparate,

no te ría, no te ría que la mochila está vacía

esta casa es de arroz donde vive el niño dios…

 

Es el estribillo en el versátil sagitario novembrino,

anunciando actos de celebrar, marcados por la identidad

y señales cristianas sincretizadas con devoción popular,

 pensada para la libertad de la humanidad.

 

 

SIGUE EL CAMINO DEL ABUELO

Sigue el camino del abuelo campesino,

cultivar el suelo con abarca, coleta, machete en el cinto

y sombrero que lo protege del sol

y sopla el fogón.

 

Es lo que quiere el mundo de verdad,

 amar la tierra su mujer aquí y en la eternidad,

para el goce pleno de todos en paz

y la naturaleza salvaguardar.

 

La ciencia llama planeta y el abuelo campesino cimarrón,

 harto de saberes y manos laboriosas,

con machete y azadón, cantando, verseando y orando,

la llama tierra con pasión.

 

 

 

 

 

Referencias bibliográficas

Belliard, B (2023). Poesía, lectura y pensamiento. Recuperado el 20 de abril de: https://acento.com.do/cultura/poesia-lectura-y-pensamiento-9184014.html

Hernández, R. (2022). Poemario canto celestial como memoria ancestral. Cartagena. Editorial Instituto Manuel Zapata Olivella.

Hernández, R. (2023). Poemario palabras y saberes. Inédito

Tarvainen, S (2019). Los antepasados nos hablan. Bogotá, Ápice editorial

 

 

 

Biodata

Rubén Darío Hernández Cassiani: Doctorado en Ciencias Sociales y Humanas, Especialidad Sociología, Atlantic International University. Magister en Filosofía Latinoamericana, Santo Tomas. Doctorado en Ciencias Humana, Universidad de los Andes de Mérida, Venezuela. Magister en Filosofía Latinoamericana, Santo Tomas.  Director Instituto de Educación e Investigación Manuel Zapata Olivella.   Integrante del Proceso de Comunidades Negras de Colombia (PCN). Red de investigadores Afrodescendientes de las Américas y el Caribe. Docente maestría en Educación intercultural Universidad Nacional