Entretextos - Artículos/Articles/Pütchi
Revista de Estudios Interculturales desde Latinoamérica y el Caribe
Facultad Ciencias de la Educación. Universidad de La Guajira. Colombia
ISSN: 0123-9333 / e-ISSN 2805-6159, Año: 18 N.o 34 (enero-junio), 2024, pp. 183-200
Este trabajo fue depositado en Zenodo: DOI: https//doi.org/10.5281/zenodo.10472733
Licencia CC BY NC ND 4.0 / Derechos de autor: autores /Derechos de publicación: revista
Recibido: 5-10-2023 · Aceptado: 12-12-2023
Depresión y memoria congruente con el estado de ánimo en universitarios
Depression and mood-congruent memory in university students
Mujaa aa’inpalaa jee ekiirujutu anakua’ipalü jümaa jukua’ipa natütüinpa’a ekirajaashii ekirajiapalu’u müleusükat
Heygui Tifany Araujo Zúñiga
https://orcid.org/0000-0001-8043-4287
hetiarzu@gmail.com
Universidad del Magdalena, Santa Marta, Colombia
Camilo Javier Velandia Arias
https://orcid.org/0000-0003-1307-4984
camilojaviervelandia@gmail.com
Universidad del Magdalena, Santa Marta, Colombia
Resumen
Se ha observado un efecto de memoria congruente con el estado de ánimo en sujetos depresivos, pero los hallazgos son desiguales en cuanto a memoria explícita y memoria implícita. Con el fin de analizar las relaciones existentes entre la depresión y los sesgos de cada modalidad mnémica, se diseñó un estudio correlacional para una muestra de estudiantes del programa de Derecho de una universidad pública. Se emplearon el Inventario de Depresión de Beck (BDI – II) y tareas específicas para cada tipo de memoria, hallándose una correlación débil y significativa entre el estado de ánimo depresivo y el recuerdo explícito de palabras con carga negativa, así como evidencia contraria al planteamiento de un sesgo mnémico congruente. Las relaciones de estas variables con la edad, el sexo y la dependencia económica plantean nuevos interrogantes que son discutidos junto con las implicaciones de los resultados y los factores relevantes para su comprensión.
Palabras clave: depresión, sesgo, memoria, universitarios.
Abstract
A mood-congruent memory effect has been observed in depressed subjects, but the findings are mixed for explicit and implicit memory. In order to analyze the relationships between depression and the biases of each mnemonic modality, a correlational study was designed for a sample of students from the Law program of a public university. The Beck Depression Inventory (BDI-II) and specific tasks for each type of memory were used, finding a weak and significant correlation between depressed mood and the explicit recall of negatively charged words, as well as evidence contrary to the approach of a congruent mnemonic bias. The relationships of these variables with age, sex and economic dependency raise new questions that are discussed together with the implications of the results and relevant factors for their understanding.
Keywords: depression, bias, memory, university students.
Aküjia palitpütchiru’u
Ennünawoisü wanee jaalima’a ekiirujutu antanajiraasü jümaa jukua’ipa natütüin wayuuirua moju aa’inchii, akajatsa tü antuushika anain alü’üjiraasü jukua’ipanainjee wanee ekiirujutu yalalu’ujatü jee ekiirujutu ekiiru’ujeejatü. Ji’ire jünalaain kasajiraain eein jünain tü mujaaka aa’in jee tü asünnaaka juulia. Akuyamajünüsü wanee a’yatawaa antanajire’ennüsü napüla ekirajaashii jünain putchipu’uwaa nakua’ipalu’u alijuna julu’u wanee ekirajiapülee jajapulujutu mma müleusükat. Aapanüsü Jükaraloutsemaajatü Nü’yataayapala Beck (BDI – II), a’yataala jüpüla wane’ewai ekiirujutu, antaka jünain wanee antanajirawaa matsüinsalü jee anashaanasü jünain jukua’ipa mujaa aa’in jee tü jülüjalaa jünain pütchi makoloinka kasa anasü, jümaayale e’iyatuushii naatajatü juulia tü asakinnaka anain juulia tü akatannaka. Jüntanaje’eria tü jülüjükaka aa’in jüka nouyase, toololen jee jierüin jee jüma natekala naletseepianain aküjasü jeketü asakiraa ayounairaanüsü jümaa tü eeka julu’u jee tü ayulaaka jee jüma tü kasa müleuka ma’i jüpüla jütüjaanüi a’u.
Pütchi katsüinsükat: mujaa aa’in, aakalaa, ekiirujutu, ekirajaashii ekirajaayapalu’u mulousüjat.
Introducción
L |
a depresión es ampliamente aceptada como una de las principales problemáticas de salud pública a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021) la depresión ocupa los primeros puestos dentro de las causas de discapacidad y/o carga de enfermedad en el mundo y es el trastorno mental más prevalente a nivel global con una prevalencia estimada del 3,8% en la población.
En Colombia, la Segunda Encuesta Nacional de Salud Mental 2015 muestra que el 50.5% de las personas experimenta síntomas referidos a la depresión y la ansiedad; los trastornos afectivos son más frecuentes en mujeres adultas y personas entre los 18 y 44 años (Ministerio de Salud y Protección Social y Colciencias, 2015). Diversas investigaciones identifican que los estudiantes universitarios padecen importantes síntomas depresivos, ansiosos, angustia y estrés que afecta su salud mental e influye en su rendimiento académico (Bahhawi et al., 2018; Ramón-Arbués et al., 2020; Shao et al., 2020). La prevalencia de estos síntomas se acrecentó durante la pandemia por la Covid-19 (Chang et al., 2021).
El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM – V) y el Sistema de Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE – 11) entienden la depresión como estados de ánimo decaídos, alteraciones emocionales, cognitivas, conductuales e interpersonales que exceden en curso (evolución en el tiempo), duración (episódico o de modo casi continuo) y gravedad (leve, grave –deseos, intentos de suicido) a estados anímicos negativos normales de carácter transitorio (Londoño y González, 2016).
Entre los modelos teóricos de la depresión se destaca la Teoría Cognitiva, según la cual, la aparición o no del trastorno depresivo se atribuye al procesamiento que cada individuo hace de un mismo suceso y al recuerdo o sesgo en mayor medida de contenidos y experiencias negativas que demuestran la incidencia del estado de ánimo disfórico en la memoria humana (Andrés y Calcopietro, 2013; LeMoult y Gotlibb, 2019).
La llamada teoría de la red semántica de la emoción y la memoria, surgida en un primer momento de las investigaciones de Gordon Bower y otros autores, plantea que algunos contenidos son privilegiados en los procesos de adquisición de la memoria a causa de la correspondencia entre la carga afectiva de los mismos y el estado de ánimo actual del sujeto (Bower, 1985; Lange y Zickfeld, 2021). Este fenómeno recibió el nombre de efecto de memoria congruente con el estado de ánimo y también es conocido como sesgo de memoria, pues describe la tendencia a recuperar en su mayoría contenidos cuyas connotaciones afectivas coinciden con el estado de ánimo actual (Ruiz, 2011).
Lo que Gordon Bower plantea es la existencia de una estructura mental que, a manera de red, se encuentra compuesta por nodos interconectados. Cada emoción en particular tiene un nodo específico o unidad en la memoria que yace asociado a los otros aspectos de la emoción, entre los que se encuentran “la conducta expresiva, la valoración subjetiva, las etiquetas verbales, los patrones fisiológicos autónomos, los esquemas de situaciones similares que causan esta emoción específica.” (Riffo, 2002, p. 47). Asimismo, los eventos son almacenados a manera de proposiciones descriptivas compuestas por la asociación entre los nodos que representan los conceptos usados en las descripciones. Las proposiciones se vinculan a los nodos emocionales de modo que a cada evento le acompaña una experiencia emocional; estas interpretaciones emocionales de las experiencias son moldeadas por sutiles factores personales y culturales (Ruiz, 2011; Páez y Carbonero, 1993; Riffo, 2002) (Véase Figura 1).
Figura 1. Esquema general de la red semántica de la memoria y la emoción, en Bower (1981).
De esta forma, cuando la activación de un determinado nodo emocional supera el umbral, este se hace consciente y propaga su actividad excitando los nodos asociados e inhibiendo los nodos incompatibles a través de los vínculos asociativos que configuran la red. Los nodos emocionales pueden ser activados por una gran diversidad de estímulos internos y externos (Andrés y Calcopietro, 2013; Riffo, 2002); algunos vínculos en la red son innatos y otros son aprendidos (Riffo, 2002). La consecuencia inmediata de esta arquitectura mental es que “Cuando las emociones surgen fuertemente, los conceptos, palabras, temas y reglas de inferencia que están asociados con esa emoción llegarán a ser marcados y altamente disponibles para su uso por el sujeto emocional.” (Bower, 1985, p. 114) (Véase Figura 2).
Figura 2. Ejemplo del funcionamiento de la red semántica de la memoria y la emoción, en Bower (1981)
John Teasdale, tomando como referencia las teorías de Beck y Bower, plantea la hipótesis de actividad diferencial. Esta sustenta la existencia de nodos que representan unidades de memoria asociadas a emociones y cogniciones compuestas por creencias, recuerdos y elementos subjetivos almacenados con anterioridad. De esta forma, se explica la depresión a partir de la activación de nodos cuya excitación se propaga ante sucesos estresantes, desencadenando cíclicamente emociones y cogniciones coherentes con estas, afectando en el acto las interpretaciones de los sucesos (Romero et al., 2014; Sarmiento, 2020).
También es necesario mencionar que el estudio de la organización funcional de la memoria y de su relación con los estados emocionales (LeMoult y Gotlibb, 2019) hace posible identificar sesgos en dos tipos de sistemas mnémicos: explícito e implícito.
La memoria explícita comprende la codificación, el almacenamiento y la recuperación de información mediante procesos mentales conscientes y deliberados. Es evaluada, principalmente, con tareas de recuerdo libre, recuerdo incidental o reconocimiento (Ballesteros, 1999; Madore et al., 2016). Por su parte, la memoria implícita emplea procesos mentales no conscientes ni controlados para la codificación, el almacenamiento y la recuperación de información, como en el efecto de priming. Los trigramas, la compleción de palabras fragmentadas, la identificación perceptual de palabras y las decisiones léxicas son las formas más comunes para su evaluación (Fernández-Rey y Merino, 2002; García-García et al., 2020).
En esta línea conceptual, diversos hallazgos respaldan el efecto de los estados de ánimo en la memoria explícita e implícita. Everaert et al. (2022) concluyen después de la revisión de dos metanálisis, que el sesgo de memoria explícita es característico de la depresión, dicho sesgo puede persistir después de un episodio depresivo. De la misma forma, la propuesta teórica de Gordon Bower ha obtenido respaldo mediante el hallazgo de sesgos en el recuerdo incidental de palabras negativas-depresivas; Meilán et al. (2012) observaron en estudiantes de Psicología un recuerdo congruente con el estado de ánimo para reactivos de una lista de palabras tristes, pero no para reactivos de una lista de palabras alegres, con las que el reconocimiento era siempre mejor, al margen del estado anímico. No obstante, Beevers et al. (2019) no lograron demostrar la hipótesis de congruencia emocional en adultos con y sin indicios de depresión.
El examen empírico de la memoria implícita exhibe resultados menos consistentes y sus desafíos presentan a menudo dificultades para los investigadores. Gaddy y Ingram (2014) analizaron 20 estudios que abordaban el efecto de congruencia en el procesamiento implícito de palabras con cargas afectivas en sujetos disfóricos y con depresión clínica, encontrando que los deprimidos exhibieron una tendencia hacia el recuerdo de información negativa y los no deprimidos, una evocación preferencial de información positiva. Además, concluyeron que el nivel de procesamiento no afectó la relación entre el estado de ánimo y la memoria implícita, pues dicho efecto de congruencia se halló en tareas de recuerdo perceptual y conceptual. Del mismo modo, Rinck y Becker (2005) y Tarsia et al. (2003) comprobaron la existencia de sesgo explícito e implícito en la depresión clínica. Fernández-Rey y Merino (2002) han sugerido percibir los sesgos de memoria implícita como un factor de vulnerabilidad a la psicopatología depresiva, gracias al carácter no controlado de los procesos involucrados.
En tales circunstancias, los antecedentes poco concluyentes han suscitado en muchos investigadores la búsqueda continua de evidencia empírica para resolver las preguntas latentes sobre el tema. El presente trabajo se fundamentó en tales premisas y se propuso aportar al estudio científico de la depresión un análisis estadístico de las correlaciones entre esta y los sesgos de memoria explícita y de memoria implícita, incluyendo la relación entre estos últimos.
Método
Diseño
Se ejecutó un estudio no experimental transversal de tipo observacional con enfoque cuantitativo.
Participantes
La población seleccionada fueron estudiantes matriculados en el programa de Derecho de una universidad pública en la ciudad de Santa Marta (Colombia). Se implementó una técnica de muestreo no probabilístico por conveniencia como consecuencia de las limitaciones en el acceso a la base de datos estudiantil, la disponibilidad de los sujetos y del lugar de aplicación (Laboratorio Integrado de Psicología, Universidad del Magdalena). La muestra final estuvo compuesta por 91 personas con edades comprendidas entre los 15 y 48 años (=20.92, DE=5.99), proporcionales en sexo (52% hombres) y 67.03% estudiantes de los primeros cinco semestres (=5.26, DE=2.68). La gran mayoría estaban solteros (94.5%) o no tenían hijos (95.6%) (=0.04, DE=0.25) y el 52.75% no realizaba ningún tipo de trabajo formal.
Instrumentos
- Para medir la depresión se utilizó el Inventario de Depresión de Beck (Beck Depression Inventory – BDI) segunda edición (Beck, Rush, Shaw y Emery, 2010). Éste breve cuestionario de autoinforme, creado en 1961, consta de 21 ítems, en las cuales existen cuatro o cinco opciones de respuesta para la experiencia subjetiva respecto a ciertos síntomas cognitivos y afectivos (trece ítems) y determinados componentes somáticos y de desempeño (ocho ítems). Se han demostrado en repetidas ocasiones su validez de constructo, consistencia interna, concordancia y eficiencia diagnóstica (Maldonado-Avendaño, 2021).
- Listados de palabras. Los reactivos utilizados como contenidos a memorizar por parte de los sujetos conformaban seis listados de 16 ítems cada uno; consistían en dos series de palabras afectivamente positivas (A y D), dos de palabras afectivamente negativas (B y E) y dos de palabras afectivamente neutras (C y F). La validez de los ítems fue determinada previamente en los estudios piloto de Blasco et al. (1997) y Pereira y Vargas (2005), de cuyas publicaciones se extrajeron los 96 reactivos.
- Tarea de compleción de trigramas, para evaluar la memoria implícita. Tal como describen Beato y Fernández (1998), esta prueba provoca el recuerdo espontáneo mediante la instrucción de escribir una palabra que comience con tres letras específicas sin alterar el orden suministrado. Se repite la misma acción con cada “trigrama”.
- Tarea de recuerdo libre, para evaluar la memoria explícita. Es, junto con las tareas de reconocimiento, la más empleada para el estudio de la memoria explícita, desencadenando el recuerdo voluntario y autodirigido de los contenidos a los que se ha sido expuesto, luego de ser impelido a informar sobre los mismos (Beato y Fernández, 1998; Ruiz-Caballero y González, 1996).
- Como tareas de distracción número uno y número tres se implementaron un total de 48 operaciones aritméticas resueltas cuya exactitud debía ser verificada por los participantes.
- Para la distracción número dos se utilizó un laberinto con nivel medio de dificultad, extraído de Pereira y Vargas (2005).
Procedimiento
En primera instancia, cada sujeto observaba atentamente una presentación de 17 diapositivas cuya duración era de 63 segundos. Con la instrucción de observar fijamente un punto rojo, cada tres segundos y durante medio segundo aparecía en pantalla una diapositiva compuesta por tres palabras, una de cada lista (A, B y C), ordenadas aleatoriamente y escritas en letra mayúscula (24 en total).
Seguidamente, se ejecutaba la primera tarea de comprobación de operaciones matemáticas durante 90 segundos. Después, los participantes desarrollaban en 230 segundos la tarea de compleción de 48 trigramas ordenados aleatoriamente en una hoja de papel en letras minúsculas. Los reactivos correspondían a todas las palabras de las listas A, B y C.
Luego proseguía la tarea de resolución del laberinto y, posteriormente, debían observar y memorizar durante 115 segundos las 48 palabras de los listados D, E y F ordenadas aleatoriamente y en letra mayúscula. Se ejecutaba entonces la segunda tarea de comprobación de operaciones matemáticas y a continuación, durante 170 segundos, los estudiantes debían recordar y escribir en papel la mayor cantidad de palabras que recordasen del último listado.
Finalmente, cada persona diligenciaba una versión impresa del BDI – II en aproximadamente cinco minutos.
Se optó por evaluar primero la memoria implícita para que de esta forma la recuperación explícita no alcanzase a sesgarla, como podría suceder con la interferencia de los ítems observados si la prueba de memoria explícita se ubicara en primer lugar.
Análisis de datos
El análisis de datos se realizó de forma secuencial empleando el software IBM® SPSS® Statistics v. 25. Inicialmente, los sesgos de memoria explícita y de memoria implícita fueron calculados mediante fórmula diseñada por los autores para expresar la diferencia entre el número de palabras negativas y palabras positivas recordadas:
S = Xn – Xp
S: sesgo, Xn: total de palabras negativas, Xp: total de palabras positivas
A continuación, se determinaron rangos, frecuencias y medidas de tendencia central en las variables, al igual que la distribución (normalidad) de aquellas con nivel de medición de intervalo o razón. Con ello se seleccionó el tipo de pruebas de hipótesis a utilizar. Luego se calcularon coeficientes de correlación y se efectuaron pruebas de comparación de medias para determinar asociaciones entre las variables. Por último, se establecieron parámetros como tamaño del efecto y potencia estadística para los resultados estadísticamente significativos.
Aspectos éticos
Durante el desarrollo de este estudio se cumplieron cabalmente los postulados de la Declaración de Helsinki, la Resolución No. 008430 de 1993 del Ministerio de Salud de la República de Colombia y el Código Deontológico y Ético del Psicólogo Colombiano (Ley 1090 de 2006), específicamente lo estipulado en el Capítulo VII: De la investigación científica, la propiedad intelectual y las publicaciones. Primaron el respeto por la autonomía, integridad y seguridad de los sujetos, la protección de su privacidad y la recolección de consentimientos informados.
Resultados
Tabla 1.
Medidas de tendencia central
Variable |
Rango |
Fa |
Fr |
Me |
|
DE |
Memoria Implícita |
Sesgo negativo |
19 |
0.209 |
-1 |
-1.275 |
2.3 |
Sin sesgo |
14 |
0.154 |
||||
Sesgo positivo |
58 |
0.637 |
||||
Memoria Explícita |
Sesgo negativo |
38 |
0.417 |
0 |
0.341 |
2.083 |
Sin sesgo |
27 |
0.297 |
||||
Sesgo positivo |
26 |
0.286 |
||||
Depresión |
Mínima |
46 |
0.505 |
13 |
14.132 |
7.81 |
Leve |
24 |
0.264 |
||||
Moderada |
17 |
0.187 |
||||
Grave |
4 |
0.044 |
Fa=Frecuencia absoluta, Fr=Frecuencia relativa, Me=Mediana, =Media, DE=Desviación estándar. Fuente: Elaboración propia
La única variable con distribución normal fue la puntuación del Inventario de Depresión de Beck. De acuerdo con la Tabla 1, en lo referente a la memoria implícita, 63.736% de los participantes exhibió un sesgo en favor de palabras con carga emocional positiva (sesgo positivo), mientras el 20.879% recordó un mayor número de palabras con carga emocional negativa (sesgo negativo). Por el contrario, en el registro de memoria explícita, fue más frecuente el sesgo negativo y hubo proporciones similares de sesgo positivo y ausencia de sesgo. El nivel promedio de depresión fue leve, aunque la mitad de sujetos demostró depresión mínima, seguidos, en orden decreciente, por los niveles leve, moderado y grave, como cabría esperar en la población general de universitarios.
Dadas las características del muestreo y la distribución de las variables, se utilizaron en lo sucesivo coeficientes de correlación ρ (rho) de Spearman y la prueba U de Mann-Whitney. La Tabla 2 presenta los resultados correlacionales con las diferentes combinaciones de las mediciones efectuadas.
Tabla 2.
Correlaciones bivariadas (ρ (rho) de Spearman)
MIP+ |
MEP+ |
MEP- |
Edad |
|
MIP- |
0.227* |
|
|
|
MEP+ |
|
|
|
-0.261** |
MEP- |
|
0.275*** |
|
|
Depresión |
|
|
0.228**** |
-0.214* |
MIP+=memoria implícita-palabras positivas, MIP-=memoria implícita-palabras negativas, MEP+=memoria explícita-palabras positivas, MEP-= memoria explícita-palabras negativas, *=La correlación es significativa al nivel de 0.05 (bilateral) / 1-β=0.502 , **=La correlación es significativa al nivel de 0.05 (bilateral) / 1-β= 0.512 , ***=La correlación es significativa al nivel de 0.01 (bilateral) / 1-β=0.5 , ****=La correlación es significativa al nivel de 0.05 (bilateral) / 1-β=0.506. Fuente: Elaboración propia.
Se observan correlaciones significativas y directamente proporcionales entre las palabras con valencia opuesta dentro de cada registro de memoria, es decir, un recuerdo casi simétrico e independiente de la carga emocional de los reactivos. Aunque las correlaciones entre los dos tipos de sesgo y entre cada uno de ellos y la depresión no poseían magnitudes importantes ni eran significativas, la sintomatología depresiva correlacionó directa y significativamente con el número de palabras negativas evocadas en la tarea de recuerdo libre.
Asimismo, la edad correlacionó inversa y significativamente con el número de palabras positivas recuperadas por la memoria explícita y con la depresión. Pese a esto, todos los coeficientes significativos de la Tabla 2 poseen una magnitud baja (ρ<0.3) y moderada potencia estadística (1-β≈0.5).
A continuación, la Tabla 3 presenta las diferencias significativas obtenidas en las mediciones de palabras recordadas, sesgos y depresión con base en variables de corte sociodemográfico.
Tabla 3.
Resultados significativos de la U de Mann-Whitney
Variable organizadora |
Variable resultado |
p |
d |
1-β |
|
Nombre |
Categorías |
||||
Sexo |
Hombre Mujer |
MIP+ |
0.013 |
0.568 |
0.57 |
MEP- |
0.019 |
0.447 |
0.402 |
||
Depresión |
0.001 |
0.741 |
0.553 |
||
Dependencia económica |
Sí No |
Depresión |
0.016 |
0.721 |
0.513 |
MIP+=memoria implícita-palabras positivas, MEP-= memoria explícita-palabras negativas, p=significancia, d=tamaño del efecto, 1-β=potencia estadística. Fuente: Elaboración propia.
El tamaño de los efectos en la depresión fue elevado, mientras en las otras variables fue moderado; no obstante, todos los casos evidencian potencia estadística de nivel medio. En conjunto, los promedios de las mujeres en MIP+, MEP- y depresión fueron más altos que los de los hombres, con una diferencia mayor en la medición del estado de ánimo (-hombres:11.489 [depresión mínima] , -mujeres:16.954 [depresión leve]) y valores muy cercanos en el recuerdo de palabras con carga afectiva (MIP+= Me-hombres:5 , Me-mujeres:6 / MEP-= Me-hombres:3 , Me-mujeres:3); además, los universitarios económicamente dependientes padecían niveles más altos de sintomatología depresiva (:14.948 [depresión leve]) en comparación con aquellos que no dependían de otra(s) persona(s) para cubrir sus gastos (:9.643 [depresión mínima]).
Discusión
El presente estudio tuvo como objetivo principal correlacionar la depresión con los sesgos de memoria explícita y de memoria implícita, realizando también la relación entre estas. Ninguna de las correlaciones entre las tres variables fue significativa. En este sentido, quizá la causa, acompañante o consecuencia de la sintomatología depresiva no es un sesgo sino el solo hecho de recordar más palabras negativas que de costumbre. Lo anterior es congruente con lo hallado por Beevers (2019), quien señala que la depresión se relacionaría con los sesgos cognitivos en cuanto estos pueden contribuir al desarrollo y manteamiento de síntomas relacionados con estados depresivos.
Pese a lo anterior, se evidencia que existe correlación directa entre las palabras con cargas afectivas opuestas en la misma modalidad de memoria y que, entre más palabras negativas eran recordadas de forma explícita, mayor fue el índice de depresión. En ambos casos, la magnitud de las correlaciones es baja. Por ello, es relevante traer a colación los tres estudios similares a este, publicados por Mayer et al. (1995), quienes correlacionaron el estado de ánimo con la evocación de categorías y asociaciones placenteras, displacenteras o neutras. La magnitud de los coeficientes de correlación en dos de sus estudios oscila entre .07 y .25 para las diversas modalidades, asemejándose a la exhibida en la Tabla 2 entre depresión y cantidad de palabras con carga negativa, recordadas de forma explícita. En consecuencia, la fuerza de las correlaciones coincide en un rango bajo, pero esto contradice la literatura disponible, si se tiene en cuenta que la evidencia empírica de los sesgos de memoria ha sido calificada como “robusta” (Ruiz, 2011; Vázquez et al., 2010).
Sobre la correlación entre palabras positivas y negativas del mismo tipo de memoria, Matt et al. (1992) sostienen que los individuos con depresión subclínica exhiben un “recuerdo balanceado” (“balanced recall”, p. 248), esto es, una menor sujeción a los sesgos cognitivos y juicios más equilibrados de la realidad, también conocido como “realismo depresivo” (“depressive realism”, p. 248). En este sentido, podría asumirse que el efecto de memoria congruente con el estado de ánimo depresivo no es una característica prominente en todos los sujetos con sintomatología subclínica y, además, es plausible hipotetizar que en algunos casos de depresión lo que ocurre no es tener un sesgo de memoria al recordar más palabras negativas que positivas, sino recordar más palabras negativas independientemente de las palabras positivas evocadas.
En efecto, Matt et al. (1992) llevaron a cabo un meta-análisis y hallaron que los individuos con depresión subclínica no exhibían un recuerdo sesgado congruente, como sí ocurría con la población clínicamente deprimida, al tiempo que los individuos no depresivos revelaban un sesgo para ítems con valencia emocional positiva. Tales resultados resaltan la vinculación del efecto de congruencia mnémica principalmente con la depresión clínica, como ha sido comprobado en otros estudios (Romero, 2012; Romero et al., 2016). En tanto las investigaciones hechas con la población subclínica aún no presentan resultados concluyentes, el carácter homólogo de la depresión subclínica (Vredenburg, Flett y Krames, 1993) probablemente excluya la presencia de sesgos de memoria (semántica) como una de sus características principales.
Del mismo modo, las características personales y el perfil cognitivo deben tenerse en cuenta como variables reguladoras de gran peso (tal como la teoría misma lo plantea) debido a que la configuración y actividad de la red que vincula cognición y emoción es en sí misma determinada por factores como sexo, cultura, rasgos de personalidad, experiencias previas, sesgos atencionales y déficit de control cognitivo (Beneyto y Fernández-Abascal, 2012; Romero et al., 2016; Gotlib y Joormann, 2010; Ruiz, 2011; Wittekind et al., 2013).
Continuando, las correlaciones de la memoria implícita y la ausencia de correlación entre sesgo implícito y depresión contradice el efecto de congruencia hallado en otras investigaciones (véase Phillips et al., 2010). Sin embargo, los datos son muy variados a este respecto y algunos estudios aportan evidencia experimental de la ausencia de sesgo implícito en la depresión clínica y subclínica (Barry et al., 2004).
A este respecto, es mayor la probabilidad de hallar sesgo en la memoria implícita de sujetos clínicos, como también ocurre con esta población en lo referente a la memoria explícita. Bradley, et al. (1995) y Fernández-Rey y Merino (2002) hallaron que la facilitación no consciente (priming subliminal) favorece la aparición del sesgo implícito, al contrario de la facilitación consciente (priming supraliminal). Resulta apropiado reafirmar la postura de Ruiz (2011), según quien el sesgo implícito congruente con la depresión obedece a determinadas condiciones experimentales, entre ellas los procesos cognitivos específicos convocados por las mismas. Al emplear en el presente estudio la facilitación no consciente y una tarea perceptual para la memoria implícita, fue posible evaluarla con mayor validez, pero con ello se redujeron las probabilidades de corroborar el efecto de congruencia esperado (Beato y Fernández, 1998; Manzanero, 2006).
Estos resultados dan indicios de una disociación entre la memoria explícita y la memoria implícita, como ha podido inferirse a partir del rendimiento desigual de sujetos con alteraciones cognitivas y sujetos sanos en tareas de memoria a lo largo del ciclo vital (Aguado, 2002; Beato y Fernández, 1998; Redondo et al., 2010). Incluso se ha planteado que la disociación explícita/implícita de la memoria humana tiene su origen en la organización del cerebro (Aguado, 2002; Ruiz-Caballero y González, 1996), por cuanto a cada tipología corresponden regiones concretas del encéfalo (Clark et al., 2012).
Por otro lado, las variables sociodemográficas revelan otras aristas del problema. Las mujeres presentaron más sintomatología depresiva, lo cual es acorde a la mayor prevalencia de la depresión en este sexo, según diversas fuentes epidemiológicas, y, de hecho, recordaban más palabras negativas en la memoria explícita, asociada con la depresión. Esto refuerza las ideas iniciales de este apartado y da relevancia a la variable sexo, pese a que las diferencias significativas en el recuerdo hayan sido de magnitud más bien moderada. Ya que precisamente en las mujeres es mayor el recuerdo positivo implícito, cabe bien cuestionar la contribución de la memoria implícita al fenómeno estudiado.
Respecto a la correlación que indica que los participantes más jóvenes recuerdan más palabras positivas en la tarea de memoria explícita pero se encuentran más deprimidos, Pereira y Vargas (2005) infirieron que quienes evocaban mayor número de reactivos positivos procurarían compensar el estado de ánimo disfórico leve con una actividad cognitiva centrada en los estímulos con valencia afectiva opuesta. También Brockmeyer et al. (2015) encontraron una frecuencia alta de personas que recordaron palabras con carga emocional positiva durante la evocación de momentos tristes. A esto le llaman “procesamiento incongruente con el estado de ánimo” y se asoció con menos síntomas depresivos a futuro.
Finalmente, se halló que los participantes con dependencia económica presentaban más síntomas de depresión. Esto indica que, en universitarios, variables externas como las socioeconómicas pueden tener gran peso incrementando el riesgo de desarrollar sintomatología depresiva, debido probablemente a la carga de estrés que las situaciones asociadas a ello sumarían a la consecución de sus metas académicas y vitales (Vinaccia y Ortega, 2020).
En una visión de conjunto, los resultados del presente estudio enriquecen la discusión sobre la disociación entre las memorias explícita e implícita en cuanto al efecto de congruencia afectiva con la sintomatología depresiva. Se subrayan las diferencias observadas en cada modalidad para comprender qué características de los sujetos interactúan con los mecanismos cognitivos y cerebrales subyacentes. Se espera que esta evidencia repercuta en las intervenciones de los psicólogos acoplados al Modelo Cognitivo, llamando la atención sobre la interacción de variables sociodemográficas, clínicas y cognitivas en universitarios.
Para ampliar los datos disponibles a la fecha, se recomienda explorar los sesgos de memoria comparando resultados cuantitativos de las poblaciones clínica, subclínica y no depresiva en tareas de memoria. De igual forma, hacer uso de reactivos o estímulos más complejos (frases, eventos, imágenes, etc.) que emulen con validez ecológica los contenidos de la memoria humana.
Por último, es preciso aclarar que el estudio de la memoria congruente con el estado de ánimo es un campo cuyo despliegue proviene de finales del siglo pasado; no obstante, la mayoría de las investigaciones recientes consisten en meta-análisis y muy pocas exponen aplicaciones científicas que superen la teorización. Por lo tanto, los antecedentes utilizados para realizar la discusión del presente artículo corresponden a los considerados como pertinentes para lograr una contrastación de información equiparable a los resultados obtenidos.
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Biodata
Heygui Tifany Araujo Zúñiga: Magíster en promoción y protección de derechos humanos, Universidad del Magdalena Colombia. Especialista en derechos humanos y derecho internacional humanitario. Psicóloga, Integrante del grupo de investigación Cognición y Educación, Universidad del Magdalena, del Colectivo de Educación para la Paz – EDUPAZ, Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
Camilo Javier Velandia Arias: Psicólogo, especialista en docencia universitaria, Universidad del Magdalena Colombia). Magíster en intervención social, Universidad Internacional de La Rioja España. Grupo de investigación Cognición y Educación, Universidad del Magdalena y del Colectivo de Educación para la Paz – EDUPAZ, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Autor de diversas publicaciones relacionadas con población víctima del conflicto armado colombiano, construcción de paz y salud mental.