Entretextos - Artículos/Articles/Pütchi

Revista de Estudios Interculturales desde Latinoamérica y el Caribe

Facultad Ciencias de la Educación. Universidad de La Guajira. Colombia

ISSN: 0123-9333 / e-ISSN 2805-6159, Año: 18 N.o 34 (enero-junio), 2024, pp. 301-314

Este trabajo fue depositado en Zenodo: DOI: https//doi.org/10.5281/zenodo.10472719

Licencia CC BY NC ND 4.0 / Derechos de autor: autores /Derechos de publicación: revista

Recibido: 19-9-2023· Aceptado: 5-12-2023

 

La identidad: reto a la formación de la juventud universitaria

The identity: I challenge to the university youth's formation

Ayaawasee: waanee a'yatawaa müle'u jüpüla nekirajia ekirajaashii julu'u ekirajiapülee müleusükat

 

 

Concepción Lucia Romero Pérez

https://orcid.org/0000-0002-7544-9588

concepción.romero@umcc.cu

Universidad de Matanzas, Cuba

 

Haydee Acosta Morales

https://orcid.org/0000-0001-9869-8141

haydee.acosta@umcc.cu

Universidad de Matanzas, Cuba

Resumen

 

Las condiciones por las que transita Cuba, de guerra no convencional diseñada por los tanques pensantes de Estados Unidos, y ejecutada por sus servidores, constituyen factores que desencadenan variadas actitudes en parte de los jóvenes universitarios, quienes se sienten incapaces de elaborar sus proyectos de vida en el entorno en que han vivido y crecido. Este artículo tiene como objetivo exponer el desafío que significa la formación integral del profesional asistente a las aulas de la Universidad de Matanzas, y la importancia del valor participación social, contribuyente al desarrollo del sentido de pertenencia al contexto en que repercute.  

 

Palabras clave: formación ciudadana, formación del profesional, identidad, valor participación social.

 

Abstract

 

The conditions for those that Cuba traffics, of non conventional war designed by the thinking tanks of United States, and executed by its servants, they constitute factors that unchain varied attitudes partly of the university youths who feel unable to elaborate its projects of life in the environment in that you/they have lived and grown. This article has as objective to expose the challenge that means the integral formation from the assisting professional to the classrooms of the University of Matanzas, and the importance of the value social participation, taxpayer to the development from the sense of ownership to the context in that it rebounds.

 

Keywords: civic formation, the professional's formation, identity, value social participation.

Aküjia palitpütchiru’u

 

FALTA EL RESUMEN EN WAYUUNAIKI.

 

 

 

 

 

 

 

 

Pütchi katsüinsükat: xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx

 

 

 

 

Introducción

La solidaridad, la compasión, la ética y la empatía deberían estar integradas en nuestra forma de aprender” (International Commission on the Futures of Education, 2022, citado por Ortega, Acosta, Ortega, 2023, p. 21).

C

uba es víctima de la guerra no convencional, del denominado “golpe blando” que desarrollan los representantes hegemónicos del imperialismo norteamericano y sus seguidores, con el propósito de derrotar el proceso revolucionario que se construye en el país. Este macabro proceso está acompañado de diversas medidas y formas de realización, que se expresan mediante el recrudecimiento del bloqueo económico, comercial y financiero, la incorporación de Cuba a la lista de países patrocinadores del terrorismo, la persecución a las transacciones internacionales que trata de desarrollar el Gobierno cubano y las fórmulas un tanto más sutil, aunque conocidas, de la guerra de las emociones que se manifiestan con el propósito de colonización cultural.

El bloqueo y la inclusión de Cuba en la espuria lista yanqui de los países que patrocinan al terrorismo, y la obstaculización enfermiza a las transacciones que realiza el país, ha traído consigo grandes perjuicios a la economía cubana, con graves consecuencias sobre los recursos que requiere para su supervivencia y desarrollo, ocasionando carencias que dificultan el logro de los proyectos a corto, mediano y largo plazo de la población, lo cual afecta a su vez el desarrollo del sentido de sus vidas.

Ello tiene una importante influencia en la juventud, la cual transita por un período etario en el que ha de afirmarse su concepción del mundo que integra y sistematiza los valores, se ha de consolidar la identidad personal, mientras ha de surgir el proyecto de vida.

El denominado golpe blando repercute en toda la población cubana, pero de manera muy especial en los jóvenes. Prieto (2022) reconoce el alcance de la hegemonía cultural de las corporaciones defensoras de los intereses imperialistas, en la medida en que llenan sus arcas con multimillonarias ganancias.

En estos tiempos se habla de la denominada colonialidad del saber:

(…) la colonidalidad del saber se extiende sobre los parámetros de construcción de conocimiento y todos sus campos de incidencia (la academia, la escuela, los intelectuales, y más concretamente los diversos procesos de valoración epistemológica), donde las nociones de objetividad y veracidad van de la mano de una episteme ligada a la supuesta sutura de lo racional, lo ilustrado y todos sus dispositivos académicos, los cuales, a su vez, sirven a la legitimación de lo moderno y occidental como marcos hegemónicos de sentido. (Cecchetti, Panotto, Tedesco, 2020, p. 211)

El propio autor (Prieto, 2016) se había pronunciado respecto a que en el proceso de colonización cultural las tecnologías desempeñan un sustancial papel de catalizador, por su capacidad de amplificarlo todo a una velocidad extraordinaria, y su posición, en este caso, al servicio del consumismo, de la industria del entretenimiento vacuo, que contribuye a conformar una mentalidad de culto a los famosos y sus estilos de vida, en grandes masas de fans.

Se trata de ir desmontando identidades, para conformar otras alejadas de lo autóctono, de lo legítimo. Una manera utilizada es mediante las emociones y sentimientos que pueden convertirse en incentivos para actuar, pero, a su vez, si no son fructíferas, los sentimientos debilitan el accionar de las personas.

Las emociones constituyen reacciones psicológicas mediante las cuales las personas adoptan una posición frente a los estímulos (objetos y fenómenos, acontecimientos, individuos, sucesos, lugares) y estimulan las respuestas frente a ellos, impulsando a los seres humanos hacia determinadas personas, ideas, acciones, mientras que les alejan de otras.

El capitalismo ha utilizado la educación emocional y a la denominada Inteligencia Emocional como instrumento de sus intereses económicos, creando una fuerza laboral capaz de manejar la presión y el estrés y adaptarse a la incertidumbre sobre las situaciones cambiantes del mundo laboral como el desempleo, la explotación institucionalizada, los bajos salarios, la volatilidad laboral, entre otras (Hartley, 2003, citado por Álvarez, 2020).

La experiencia capitalista ha mostrado que se trata de formas encubiertas de explotación laboral, que van en detrimento de la salud y calidad de vida del trabajador, resultando reconocidos por la Organización Mundial de la Salud que “los trastornos por depresión y por ansiedad cuestan a la economía mundial US$ 1 billón anual en pérdida de productividad”. (OMS, 2019, citado por Álvarez, 2020, p. 395)

No obstante, el propio autor, Álvarez (2020) considera que:

(…) la alfabetización emocional a través del desarrollo de competencias emocionales, representa en sí una alternativa para fortalecer emocionalmente a las personas, de motivarlas para continuar en la conquista de derechos laborales y de bienestar social. (p. 396)

En las condiciones actuales de nuestro país, se produce una guerra de las emociones a través de las redes sociales, las cuales producen noticias falsas, banales, que inundan el mundo, actuando sobre la sensibilidad humana, a favor de los intereses de los países hegemónicos.

Los jóvenes, conectados a los móviles u otros artefactos digitales reciben constantemente esos mensajes. Videos y otras maneras de transmitir los productos audiovisuales, siembran el odio o la apología, incitan a la acción o a la inacción o apatía, hacia lo que interesa a los centros de poder, mediante una maquinaria cuidadosamente diseñada para mover las emociones juveniles,  y gran parte de este grupo etario cree y se moviliza a favor, muchas veces de forma ingenua, sobre lo que les llega, y desecha los mensajes, que de manera oficial, describen la realidad o exhortan a la participación a favor de su transformación. No pocos se manifiestan enajenados de las condiciones y necesidades de la sociedad cubana.

Entre esa juventud se encuentra la que asiste a las aulas universitarias, a las que han llegado a partir del aprovechamiento exitoso de las oportunidades que les ha brindado el Estado cubano, que garantiza la educación permanente, incluso a quienes se encuentran fuera de los ámbitos de la educación superior institucionalizada.

Por su parte, la universidad cubana tiene la misión de formar integralmente al profesional, lo que significa formarlos en los planos científico técnico y como ciudadanos conscientes y comprometidos.

Ya en 2016, el mencionado autor Abel Prieto planteaba:

Hoy las universidades y en general todas las instituciones educativas llevan adelante su labor a contracorriente de una marea muy poderosa que arrastra a niños, adolescentes y jóvenes hacia un mundo deslumbrante y en esencia vacío, donde en nombre de la diversión y el placer se han abolido la memoria, la ética, la solidaridad y todos los principios humanistas, donde los valores culturales, el conocimiento y la virtud carecen de prestigio frente al dinero, la fuerza, el poder, la sensualidad y el glamour, donde todo se mezcla en un torbellino vertiginoso de imágenes, sin paradigmas reconocibles, donde no hay centro ni sentido —solo fragmentación. (p. 2)

Más adelante planteaba: (…) lo que está en juego es demasiado trascendente. Va mucho más allá de la estética, del llamado “buen gusto”. Tiene que ver con valores esenciales asociados incluso a la supervivencia de la especie humana. (pp. 2-3)

Y es cierto, la universidad cubana marcha decididamente hacia el cumplimiento de su encargo social mediante sus procesos sustantivos: académico, investigativo y de extensión universitaria, en medio de las condiciones anteriormente citadas y mientras el país transita por momentos de crisis económica que repercute en el resto de las esferas de la sociedad, para cuya superación la dirección del país ha encaminado diversas medidas, cuya aplicación en no todos los casos han obtenido los resultados esperados.

Según Lantigua, Castellanos, Martín (2023)

La universidad, como institución educativa y cultural, tiene definida su responsabilidad social, que se concreta en su actuación por el progreso económico, político, social y cultural, lo que implica no solo la atención a los procesos docente, laboral e investigativo, sino también a la promoción del nivel cultural de los estudiantes, a partir de la participación activa en su propio desarrollo. (p. 111)

La formación integral parte de concebirla como proceso: “destacar la cualidad de lo educativo (…) encaminado a lograr la humanización del sujeto, la creación de personalidades, es decir, la forja de un tipo de hombre de acuerdo con determinados ideales y fines sociales”. (Romero, et al., 2000, p. 64)

Se trata de un proceso en el que intervienen el docente y otros agentes educativos de la universidad; el estudiante, que conscientemente participa en su propia formación, y la combinación de ambos que conduce al resultado, de modo que lo formado sea exteriorizado nuevamente.

La formación integral para autores de la Universidad Católica de Córdova (2008), citados por González (2016, p. 156) requiere que sean definidos ambos términos: “formación es el desarrollo y la orientación, de las dimensiones o potencialidades; integral, el desarrollo que abarca la totalidad del ser humano”. A su vez, Jaramillo (2002) citado por la propia autora González (2016, p. 156) considera que la formación integral “es algo más que la capacitación profesional, hay que entender al estudiante como un ser que necesita adquirir una educación para la vida, con derechos y compromisos”.

Valorando esta enunciación, adiciona González “Por eso la autora afirma acertadamente que el reto en la actualidad es que las universidades hagan un modelo centrado en el ciudadano” (p. 156).

Por su parte Jasso, Villagrán, Rodríguez (2022) en su trabajo Práctica docente y ciudadanía en educación superior expresan:

El interés de este estudio por el constructo de ciudadanía estriba en que implica la definición del individuo como sujeto y que, al mismo tiempo, permite verlo interdependiente, en relación con los demás, dando y recibiendo, lo cual a su vez implica una interacción al interior de los grupos donde se ponen en juego prácticas de liderazgo, toma de decisiones, comunicación y cohesión, elementos fundantes de la democracia. (p. 6)

Ello nos conduce nuevamente a la participación social.

 

Metodología

El artículo que se presenta es parte de una investigación exploratorio-explicativa con un enfoque cualitativo, que persigue el propósito de diseñar una concepción teórico-metodológica que contribuya a la formación del valor participación social en los estudiantes de la Universidad de Matanzas. Asume la dialéctica materialista como método general, que le permite interpretar la realidad existente a partir de las condiciones histórico-concretas en que se produce, vincular la teoría con la práctica, descubrir dicha realidad en desarrollo, valorando la concatenación entre los fenómenos, para determinar causas y efectos.

Los métodos utilizados responden a las características específicas de la investigación, siendo los teóricos utilizados:

 El método analítico-sintético, que permitió estudiar el comportamiento de cada una de las partes del objeto de investigación, determinando los elementos y aspectos que en él influencian y sintetizan la conducta en el momento actual, para la fundamentación del estudio. 

El método inductivo-deductivo permitió establecer la relación entre lo particular y lo general, para determinar lo específico y lo que se presenta de manera continua.

El método histórico-lógico fue utilizado en la investigación de la trayectoria de los fenómenos y acontecimientos, para llegar a su esencia.

Ello favoreció que se manifestara el proceso dialéctico del tránsito de lo abstracto a lo concreto, pasando de lo concreto sensorial hacia lo abstracto y de ahí hacia lo concreto pensado, hasta llegar a conclusiones lógicas que se exponen en el trabajo. 

Por constituir este artículo parte de la fundamentación de la tarea científica, se empleó el análisis bibliográfico como método empírico fundamental, que permitió descubrir y acumular un conjunto de hechos y datos que sirvieron de base para fundamentar teórica y metodológicamente el problema científico conformado ¿Cómo contribuir a la formación del valor participación social en los estudiantes de la Universidad de Matanzas?

También fue determinada la categoría de análisis: formación del valor participación social en los estudiantes de la Universidad de Matanzas, definida como la “formación axiológica en que intervienen docentes y estudiantes durante el proceso de enseñanza-aprendizaje a partir de las características del valor de referencia” (Romero, 2023b, p. 49).

 

Resultados y Discusión

Un aspecto importante en el proceso de formación integral del profesional consiste en la contextualización del momento histórico concreto en que se vive, que ha de realizar el docente, en su actividad educativa, para formar jóvenes activos dispuestos a transformar las condiciones en aras del proyecto social que se construye. Sin que se convierta en una imposición, el joven ha de ir descubriendo no solo lo que debe aprender, sino también

para qué ha de aprenderlo. Y ayudarles a conocer la realidad del contexto no ha de ser

para que lo reciban de manera pasiva, sino de forma crítica, para que en el proceso vayan descubriendo las contradicciones sobre las que actuar, con la finalidad de que se constituyan en fuentes del desarrollo.

Por este camino se van incorporando valores como la sensibilidad, la solidaridad, la pertenencia, la responsabilidad, la identidad, entre otros.

Contextualizar no solo ha de referirse al momento actual, la historia ha de desempeñar su papel formativo. La memoria histórica lleva en sí la identidad de los pueblos, asimilarla representa tener conciencia de ella, como valor en los planos individual y social.

En ese camino el docente tendrá en cuenta descorrer la cortina que ensombrece el entendimiento sobre la realidad del capitalismo, del cual sus representantes conscientemente solo muestran algunos de sus lados, para despertar las ansias en los jóvenes, muchas veces deslumbrados por las maravillas que se les muestran, pero que ocultan el lado de la pobreza, la discriminación, la explotación desenfrenada en busca del aumento de las riquezas personales, de las corporaciones, de quienes tienen el derecho a dirigir y gobernar, los chantajes y presiones que aplican en todos los ámbitos, para mantener su status quo.

El docente de cualquiera de las disciplinas que imparta ha de desarrollar la espiritualidad de los estudiantes; la sensibilidad humana, el amor al prójimo, la comprensión, la ternura y cortesía en el trato, la empatía, el respeto a la diferencia, la práctica de la virtud, han de ser valores que acompañen el proceso de enseñanza-aprendizaje para lograr la formación integral de los educandos. Ello hoy constituye un reto, pero es imprescindible si pretendemos que los logros obtenidos tras el triunfo revolucionario perduren, porque los valores como formaciones complejas de la personalidad condicionan el comportamiento.

En el plano curricular se trata de desarrollar la formación humanística del profesional, que según Ramos (1998, p. 2): 

(…) representa la elaboración y la apropiación por parte del sujeto a través de la vida curricular, de una concepción integral acerca de la naturaleza del hombre y de la sociedad, así como de la activa y multilateral interrelación entre ambos.

Y el autor abunda:

(…) la misma posea un sistema de componentes cosmovisivos, económicos, políticos, intelectuales, éticos, estéticos y patriótico-nacionales que se nutren y establecen a partir de las más diversas disciplinas científicas acerca del hombre y de la sociedad, tales como la filosofía, la economía, la sociología, la politología, la jurisprudencia, la lógica, la epistemología, la ética, la estética, la psicología, la pedagogía y la historia, entre otras.

Una vía para lograr la formación humanística del profesional es mediante la participación, por lo que no debemos olvidar la concepción martiana de hombre, que no separa el sentimiento de la razón, que como ser social percibe, piensa, imagina, siente, actúa, valora y proyecta en el intercambio con la naturaleza, en la actividad, con los demás.

El ser humano es en esencia transformador, pero esa transformación se da en las relaciones sociales, por eso resulta de vital importancia que los docentes desarrollen la labor educativa en torno a la participación de los jóvenes, en las aulas, en el entorno universitario y en el medio social. No olvidemos la exaltación del Maestro a la labor pedagógica de la Universidad Central de Guatemala y tomémosla de guía para nuestro accionar:

Y los jóvenes se animan. Discuten al maestro, al libro de consulta. Tienen cierto espíritu volteriano que hace bien. Rechazan la magistral imposición, lo que es bueno. Anhelan saber para creer. Anhelan la verdad por la experiencia; manera de hacer sólidos los talentos, firmes las virtudes, enérgicos los caracteres. (José Martí O. C. T. 7, p. 155)

Hoy se habla de reconceptualizar la universidad, UNESCO (2022) plantea objetivos ambiciosas al proponer conversaciones globales y colaboración en materia de educación superior, basadas en el diálogo y la participación de “todas las partes interesadas con conocimientos, experiencia y valores compartidos” (p. 39), en aras de la mejora.

Los cubanos tenemos el ejemplo martiano desde el siglo XIX, cuando en 1883, en Escuela de Electricidad convocaba “Al mundo nuevo corresponde la Universidad nueva” (José Martí O. C. T. 8, p. 281).

La universidad nueva ha de contribuir al desarrollo de la identidad de los jóvenes con su propio centro, con su patria, con su cultura, para lo que se requiere de la formación consciente de los estudiantes, quienes han de ser partícipes de la toma de decisiones.

Para Maritza Montero (1984, citada por Carolina de la Torre (1995) la identidad es el

(…) conjunto de significaciones y representaciones relativamente estables a través del tiempo, que permiten a los miembros de un grupo social, que comparten una historia y un territorio común, así como, otros elementos socioculturales, reconocerse como relacionados los unos con los otros biográficamente. (p. 162)

La identidad posee características como:

En consecuencia, las identidades no son estáticas; las identidades de los individuos, de los pueblos, de las culturas, se van construyendo en la vida misma, en la cotidianidad; se trata de un proceso dialéctico mediante el cual se incorporan rasgos nuevos y otros permanecen, y un aspecto importante es que incluye las subjetividades y representaciones individuales y colectivas, la conciencia de lo propio, la conciencia de mismidad y otredad.

El hecho de que la identidad constituye significaciones que permiten a las personas identificarse, induce el análisis del lugar que ocupan los valores en el seno de la identidad.

La identidad en sí misma es un valor que se constituye en formación compleja de la personalidad, al representar significados socialmente valiosos. A su vez, la identidad se relaciona con otros valores; Rogelio Martínez Furé (1995) la relaciona con la responsabilidad que asumen los hombres con su propia historia.

El proceso identitario está íntimamente relacionado con el valor participación social. La propia etimología del término participar indica: “ser parte de algo”, al vincularlo con la identidad diríamos “sentirse parte de algo”; en correspondencia con la identidad, la participación se manifiesta como un proceso gradual, a través de la vida, y como la identidad, se va educando.

Asumiendo la participación social como valor, objetivamente constituye

(…) la significación positiva que representa para las personas ser parte o tomar parte consciente y comprometida, en acciones o proyectos colectivos, en la medida en que se identifiquen con el entorno social en cuestión, fundamentalmente barrial o comunitario, mediante la planificación y diseño de dichas acciones o proyectos, su ejecución y control, como muestra del ejercicio del poder popular en la toma de decisiones. En el plano subjetivo consiste en la toma de conciencia de dicha significación, es decir, la formación del valor participación social en el plano subjetivo, implica que este adquiere sentido personal para el sujeto, por lo que contribuye a la regulación de la conducta de los estudiantes.

En el plano subjetivo

(…) consiste en la toma de conciencia de dicha significación, es decir, la formación del valor participación social en el plano subjetivo, implica que este adquiere sentido personal para el sujeto, por lo que contribuye a la regulación de la conducta de los estudiantes. (Romero, 2023a, p.10)

Ahondando en las experiencias desarrolladas en otros espacios, resulta interesante la acción participativa de los estudiantes en la elaboración de materiales docentes: fomentando la calidad y la motivación, que aparece recogida por Javier Esteban Ríos (2022), de la Universidad de Zaragoza (España).

Un grupo de estudiantes que cursan o han cursado la asignatura Derecho Administrativo General, participó en la elaboración de un manual, con los conocimientos que aparecen en la Guía Docente de la asignatura. Confeccionado el manual con un lenguaje sencillo entendible por los estudiantes que se encuentran en la etapa inicial de su formación, fue puesto en manos de pares asignados por azar, quienes revisaron e hicieron las sugerencias que consideraron, las que llegaron de nuevo a los estudiantes autores para que adoptaran las acciones pertinentes y por último el manual fue sometido a consideración de los estudiantes cursantes de la asignatura o que la recibieron en el curso anterior; “la revisión a cargo de los alumnos, además de permitir un doble control, incorpora una perspectiva adicional y fundamental, como es la del destinatario del mensaje” (p. 53).

En la experiencia se reconoce que la participación de los estudiantes en la toma de decisiones contribuye al desarrollo del sentido de pertenencia y a su motivación.

No menos importante ha sido en nuestro país la activa participación social de la juventud universitaria en el momento de la mortal pandemia de Covid 19, presente en hospitales, centros de aislamiento, atendiendo a familias vulnerables con alimentos y medicamentos, sabiendo que la contagiosidad del virus y su fuerza destructiva podía acabar con sus ilusiones juveniles y sus vidas.

La participación social posee una connotación ética, con gran contenido moral, lo que se puso de manifiesto en el ejemplo, antes mencionado, que ha brindado al mundo la juventud universitaria cubana.

Movilizar a los jóvenes, fuerza motriz del cambio en todo el mundo, es la prioridad en materia de desarrollo humano para el próximo decenio del programa de Ciencias Sociales y Humanas (UNESCO, 2021, citado por Ortet, 2023, p. 32).

Se trata de que la acción participativa contribuya a la transformación de los individuos como sujetos activos y transformadores, capaces de compartir la responsabilidad, como ciudadanos conscientes. Sujetos solidarios, que acepten y promuevan la inclusión social, el sentido de pertenencia, la equidad, ser protagonistas en las instancia de poder, que en Cuba radica en el pueblo,

(…) que la participación social como valor, se erija en un objetivo estratégico, en la medida en que mediante ella, el pueblo sea capaz de interiorizar que, contribuye a que las personas tomen parte activa de manera consciente y comprometida, en acciones o proyectos colectivos, según se identifiquen con ellos. Ha de constituir entonces para la universidad cubana, una necesidad incluir este valor en el trabajo axiológico que realiza, en la labor de formación integral del profesional. (Romero, 2023b, p. 47)

La identidad se desarrolla cuando las personas pueden tomar decisiones, y la participación social en Cuba abre las puertas a los participantes a democratizar el poder.

El artículo 80 de la Ley de Leyes expresa:

Los ciudadanos cubanos tienen derecho a participar en la conformación, ejercicio y control del poder del Estado; en razón a esto pueden, de conformidad con la Constitución y las leyes:

(Constitución de la República de Cuba, 2019, p. 6)

Como se aprecia, a través de la participación social se ejerce el control popular, y por ende, se crean las bases jurídicas para afianzar la identidad de la sociedad cubana. Estas y otras vías de participación social consciente generan alta significación para quienes participan y en especial para los jóvenes.

 

Conclusiones

Formar el valor participación social en las universidades constituye una necesidad para contribuir mediante la educación axiológica al surgimiento y desarrollo de ciudadanos creadores de objetos, ideas, sentimientos, procesos, que por su significación positiva resultan valiosos para la sociedad, ciudadanos actores y autores de valores objetivamente existentes, que los identifiquen con los distintos planos de su existencia, y se comporten como seres nacionales y culturales.

Dicho valor se manifiesta de manera esencial en el desarrollo de la identidad estudiantil, por las propias características de ambos valores que una vez formados coexisten en la personalidad de los jóvenes.


 

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Biodata

Concepción Lucia Romero Pérez: Graduada de Profesora de Nivel Superior en la Especialidad Historia. Máster en Ciencias de la Educación Superior. Profesora Consultante y Auxiliar de la Universidad de Matanzas. Profesora investigadora del Centro de studios Educativos de la Universidad de Matanzas, miembro de las redes científicas REDIPE y RIIDE y del Proyecto Científico Institucional Educación, valores, ciudadanía: retos para el desarrollo de la personalidad del profesional universitario matancero. Investigadora del tema formación axiológica, ha participado como ponente en diversos eventos científicos nacionales e internacionales con artículos publicados sobre esa temática y últimamente sobre la formación del valor participación social en el estudiante universitario. Autora del texto La formación de valores en la universidad. Exigencias teórico-metodológicas. Ha recibido diferentes condecoraciones como el Premio Anual al Resultado de las Ciencias Sociales y Humanísticas de mayor contribución al desarrollo de la sociedad y la Medalla 50 aniversario de la Universidad de Matanzas, por contribuir al desarrollo de la educación superior en la provincia de Matanzas.

Haydeé Acosta Morales: Egresada de la Universidad Estatal de Moscú, en 1986, como Profesora de Filosofía. Máster en Ciencias de la Educación Superior en 1999 y Doctora en Ciencias Filosóficas, en el 2007. Profesora Titular de la Universidad de Matanzas. Investigadora de la temática formación y desarrollo de valores en los estudiantes universitarios, ética y axiología educativa. Autora de varios artículos y coautora del libro La formación de valores en la Universidad: exigencias teórico-metodológicas. Miembro y Par Académico de la Red de Investigaciones en Pedagogía y Educación (Redipe). Actualmente Directora del Centro de Estudios Educativos de la Facultad de Educación en la Universidad de Matanzas.