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La terredad de la isla de Cubagua, Venezuela. Ensayo fotográfico a la deriva

The terredad of the island of Cubagua, Venezuela. Photo essay drifting

Jairo Portillo Parody
Universidad de Los Andes, Colombia

Entretextos

Universidad de La Guajira, Colombia

ISSN: 0123-9333

ISSN-e: 2805-6159

Periodicidad: Semestral

vol. 17, núm. 32, 2023

entretextos@uniguajira.edu.co

Recepción: 15 Agosto 2022

Aprobación: 10 Noviembre 2022



DOI: https://doi.org/https//doi.org/10.5281/zenodo.7883707

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Resumen: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Sin hablar en lenguas me invento una de etnografía de la terredad, en el contexto de la isla de Cubagua (Estado Nueva Esparta, Venezuela), para dar forma a nuestro arte de entender los saberes ancestrales como indagación existencial. La Palabra y las fotografías me sirven de sustento. Juego con las fotografías, porque sé que hay eventos que son inefables y no pueden contarse, expresarse con palabras. Asimismo, sé que hay historias que no caben en una fotografía, y exigen que las nombren.

Introducción

Bella en su simplicidad es la frase: En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Sin hablar en lenguas me invento una de etnografía de la terredad, en el contexto de la isla de Cubagua (Estado Nueva Esparta, Venezuela), para dar forma a nuestro arte de entender los saberes ancestrales como indagación existencial. La Palabra y las fotografías me sirven de sustento. Juego con las fotografías, porque sé que hay eventos que son inefables y no pueden contarse, expresarse con palabras. Asimismo, sé que hay historias que no caben en una fotografía, y exigen que las nombren.

No hay ensayo que escriba sin más dificultad; sin un dialogo con mis demonios, si es que quiero escribir cosa valedera. Unas complejidades en el pensar están bajo control, y otras no. Si pasas mucho tiempo en la isla te talla a su imagen y semejanza. Moverme entre la mar y el páramo me da equilibrio, ya que la tierra está fundada sobre los mares, y afianzada en sus montañas. Cuando comencé la investigación tuve fe, en lo que no se ve; y la recompensa es ver lo que uno cree, tal cual un San Agustín. Entrego los resultados en forma de ensayo breve …brevísimo.

Al travesear con las palabras de Aníbal Rodríguez encuentro la alegría del lenguaje vinculado a la noción de patria no a la de nación, ¨…la noción de patria está relacionada con la tierra, con el lugar de nacimiento y vinculada a todos los que hablen un idioma indistintamente o superando la noción límite de nación” (Rodríguez, 2011: 65). Y así, se va una generación y viene otra, pero la tierra permanece siempre como afirma el Eclesiastés. La brevedad de las parábolas, siempre, permanece.

Por mucho que me canse escribiendo largos textos, no podré decir más. Al escribir largos textos corro el riesgo que, girando, y girando, vuelva sobre los mismos giros. A veces hay que escribir contra lo escrito, contra la vaciedad sin sentido. Sin temor a la incoherencia entrego una mezcla de relato, prosa, poesía, fotografía que dan cuenta de la terredad que somos. Soltare la lengua para que busque su destino, sin temor a la incoherencia. Estoy lleno de complejidades, y no de certezas. A la vista del cielo danza la tierra. Y ella se ha dado a los pueblos para bien …o para mal. Un ensayo etnográfico de la terredad de la isla de Cubagua da cuenta de las paradojas, y parodias de las memorias del olvido. No busco tanto descubrir algo nuevo, sino constatar algo olvidado. Con lo que oímos, sabemos y pasa, hay que tener cuidado, porque a veces se torna de otro color, y nunca se sabe lo que realmente pasó. Y aun así mi lengua presta oído a las palabras de la boca, para contar lo acontecido, fabularlo si es necesario. De la Santa María salió el grito: Por fin se ve la tierra… No lancen a Colón por la borda. Y nos llegó el discurso mantuano, español católico. Más tarde el discurso de la ilustración y el discurso salvaje de origen indígena, africano, y otros productos del mestizaje (Briceño, 1997). Tres minotauros en su laberinto. Y dos culturas la dominante y la popular como nacientes de un solo rio.

Entender el pensamiento complejo es más fácil que entender que el dios de la teología es una Trinidad, donde el Padre no es el Hijo. El Hijo no es el Padre, El Espíritu no es el Padre ni el Hijo, sino el Espíritu de ambas; y aquí no se queda la cosa, los tres no son tres dioses ni tres omnipotentes, sino un solo Dios omnipotente. La fe es un ir más allá de lo que nos dice el pensamiento. Tengo la mirada educada. y el pensamiento para ver lo diferente, sin necesidad de aceptarlo. Enfrento mi destino. Si buscara seguridades me alegaría de la costa de Cubagua y de la mar. En el silencio hay más consecuencias que con las palabras. Solo se me ocurre un verso ajeno: “No hay un solo camino sobre el mar, / sin su contrario/ no hay maneras de estar y no estar donde se viaja” (Montejo, 2011: 37).

Preguntar por el origen del lenguaje, el mito, la filosofía, los saberes ancestrales ...es un pretender transgredir el “circulo no se pasa” del conocimiento humano. Sin embargo, es propio del hombre emprender imposibles: palabras más, palabras menos de Briceño Guerrero (1970). Sin menospreciar el método científico, el ars poética es un camino para comprender, sin necesidad de razonamiento, las cosas humanas y la relación del hombre con el mundo no humano. Puede ser que la poesía sea la última creencia que nos quede. El ars poética, como las velas, no están allí para iluminarse así mismas. Así que no hablaré de los saberes ancestrales como algo separado de mí mismo. Me cuidaré de no confinarme a una creencia en particular, Dios es demasiado tremendo, para restringirse a una creencia.

Aun siendo dos tiempos distintos, entre hacer investigación y poesía, no hay discrepancia. Lo que intento escribir es un ensayo, como otro saber de la investigación, no poesía; con dos preguntas en la garganta: ¿Cuáles son los saberes ancestrales al fondo de mí mismo? ¿Cómo habita el hombre la tierra sin palabras que la nombre? Espero traer del sueño otro sueño como revelación, y continuación de la vida diurna, y que no borre mi biografía y lo que sé, sin saberlo. La suerte está echada. Todos llevamos un fantasma incómodo con el que dialogamos, por lo regular son saberes atávicos que están en uno, sin saberlo.

Por muy racionalizable que sea el método científico, me resulta malicioso para acercarme a los saberes ancestrales, no así, el ensayo como un modo distinto de la investigación. Más aún, el animus del ensayo me ayuda al ánima de los saberes de toda índole, en especial el sentido cósmico de la existencia. ¨Nombrar para crear versus nombrar lo creado, recrearlo con palabras” (Brigue, 2015:24). Una lectura hermenéutica con sigilo y cuidado …donde cada palabra del palabreo lleve lo que dice y el dialogo se dé. Las fotografías las utilizo como un tejido de araña que va haciendo caminos y generando imágenes. Un Interpretar el instante de la fotografía, sin evitar interpretarme a mí mismo. Ensayo, prosa… más la fotografía como documento, testimonio y arte para cruzar disciplinas.

Desarrollo del ensayo camino

Camino del imprevisto: “Siento a Dios que camina / tan en mí, con la tarde y con el mar” (Vallejo, 2012: 58). Una Fe empirista que se disuelve en el camino, porque el pie también quiere escribir. Investigar sin dudar, no me es posible. Una larga y solitaria caminata me permite ser breve en mis razonamientos, ninguno es gustoso si es largo. Yendo, pues, así caminando lo consigo. La verdad es que nadie sabe cómo debe ser un ensayo. Lo único que medio sé, es de su brevedad cuando el asunto es vasto.

Doy gracias en todo, porque de mal agradecidos, y olvidos, está lleno el mundo. Y peor es el otro, que soy yo. Así que nunca es tarde para agradecer, y revivir los saberes ancestrales; a través de la historia viva y convivida:

A Fernando Cervigón, por su bitácora y fotografías llegué a la isla. Ya lo he contado, pero lo vuelvo a contar para no olvidar. Pregunto cómo llegar a la isla de Cubagua. Me dicen que lo mejor es salir del muelle de Punta de Piedra en la Isla de Margarita. Y como todas las cosas obran para bien, quienes me dan la cola en peñero …son gente de Cubagua. Alma y huesos de los hombres y mujeres que inspiraron a Fernando Servigon, a escribir su bitácora como símbolo de libertad, amistad, y belleza terrible de una isla saqueada.

Sus fotografías (dieciséis en total) nos permiten vivir un tiempo pasado, desde un tiempo presente. El contexto es la Isla de Perlas, la de la Nueva Cádiz de Cubagua. Árido peñón que matizó y matiza nuestra identidad como pueblo. Rancha, peñero, redes, la mar y mis fantasmas me acompañaron, en esta investigación convivida con la gente de Cubagua. Aun así, la casa terrestre de la isla que me albergó, no me pertenece. Si agredo a la isla, me agredo a mí mismo. Me apunto contigo poeta cuando dices: “Regresar a la naturaleza tiene para mí un solo sentido; vivenciarnos como naturaleza” (Cadenas, 2011:30). Ancestral, entre los ancestrales, es este saber.

Foto 1: Rancha, peñero. faro y la mar de Cubagua

Fuente: Archivo personal

Agradezco a José María Cruxent y Jorge Armand, arqueólogos los dos, por desenterrar del olvido a la Nueva Cádiz. Por ellos sé que la mar no aísla, ni las montañas, pero si el hombre. Y los tres, montaña, mar y hombre, se apartan como las aguas cuando ven venir la fe. Al andar entre el páramo y la mar no sé sabe en qué sitio se anda. En la isla de Cubagua se siente la nostalgia de estar lejos de los frailejones ancestrales. Páramo y mar son Tierra. Y el que es de la tierra, es de la tierra, y habla, y escribe de la tierra. Espero devanar lo vivido, y que no se corte la trama.

Estar aquí por años en la tierra firme, y que nadie sepa de Cubagua. Lo que somos, o no somos como nación, comenzó donde yacen las ruinas de la Nueva Cádiz. Los sueños de Manoa (El Dorado) se desplazaron de esta isla sin palmeras, hacia el sur del sur. El hombre se olvidó de habitar radicalmente el momento, y a la terredad de estar entre dos nadas, la que precede al nacimiento, y la que sigue al nacimiento (Montejo, 2012). En Cubagua está la memoria que perdimos… la memoria ancestral. El olvido está carcomiendo la historia. Regresar a Cubagua, tal vez, no nos lleve a ninguna parte, pero hay que aislarse, para pensar y tal vez volverse a encontrarse como tierra de gracia. En ella vivimos, nos movemos y existimos. Solo se me ocurre un verso ajeno, para finalizar este fragmento: “por todos los astros lleva el sueño / pero sólo en la tierra despertamos “(MONTEJO, 2012: 21). Hay sueños por realizar. Cada fotografía es un objeto de prueba, demostración de lo vivido.

Foto 2: Púlpito de la Ermita de Nuestra Señora de Cubagua

Fuente: archivo personal

La tierra dará a luz a los espíritus. La siguiente fotografía es un fantasma dando misa en las ruinas de la Nueva Cadiz. Las huellas de luz son medios de prueba para demostrar la verdad o falta de verdad de la proposición formulada: Lo que la tierra presta se queda en la tierra., pues polvo eres, y al polvo volverás: el miedo congénito más ancestral que existe.

Foto 3: Cualquiera da misa, si hay alguien que se la escuche.

Fuente: archivo personal

Y la misa la dieron los vencedores

Ite missa est

Narrativa, testimonio, y quizá, obra de arte es la siguiente fotografía de la base de la pila bautismal. Los cabeza de león no pudieron proteger por completo.

Foto 3: Base de la pila bautismal de la primera ermita de las Américas

Fuente: archivo personal

Por los libres juegos de la imaginación se agradece a César Rengifo por su obra de teatro Oscénaba (Cubagua). Ahora… imaginemos como si estuviéramos en el fondo de la tierra y escucháramos:

Sin esclavos que arranquen las ostras de las rocas obscuras y profundas; sin brazos y lomos caribes que traigan el agua desde el continente. Sin manos esclavas para picar piedra y construir murallas. Sin indios a quienes tratar como animales y alimentarlos con cazabe y tripas de ostras, ¿qué podrán hacer los hombres extranjeros en esta desolada isla (Rengifo, 2010: 44).

Foto 5: Teatro bautismal

Fuente: archivo personal

La terredad ancestral de los pelicanos está en su vuelo, y en sus cantos. Los agarré por el pico; me cantaron, que esta tierra de gracia, está repleta de poetas y poca poesía. Por lo tanto, reconforta leer a Rowena Hill, por la brevedad de su art poética en Cubagua: Las piedras apiladas han olvidado/ su sentido. Miles de pelícanos se zambullen / arrebatándose las vísceras / que tiran los pescadores / Santa Bárbara / roja como la vulva de las conchas / mira fijamente el mar de joyas derretidas / esmeralda turquesa jade / el viento licua las palabras / y el sol abrasa.>> (Hill, 2012: 21).

Foto 4: El sol poniente araña la mar de Cubagua para no irse

Fuente: archivo personal

La relación de la tierra con el sol dicta el ritmo del ensayo, para conversar con mis amigos muertos de nunca haberse muertos (parafraseando a Montejo). Llegan a mi memoria las voces y rostros de sus cantautores: Alejandro ‘Pelón’ Hernández e Iral Hernández. Sin olvidar al más presente de los ausentes Andréz Salazar. Los imagino contentos de estar en la isla, y de no estar en ella. “Hoy la isla de Cubagua está llorando porque quieren sacar sus pescadores”. Los pocos que quedan agonizan con los recuerdos. La bahía de Charagato ya no los ve atarrayando, ni hablando a solas …con la mar en ardentía. Cubagua es parte de la tienda terrestre, en ella habitamos, nos movemos… A vista de ojos les invito a vivir conmigo en la isla, lo que viví en solitario. Una isla que enseña a escribir en contra lo que se ha escrito sobre ella.

Foto 5: Andréz Salazar, sus abuelos, padres, tienen sembrada su raíz en la isla

Fuente: archivo personal

La morada terrestre. Al entrar en la casa de Cubagua nunca se sale, porque: “En la mujer, en lo profundo de su cuerpo / se construye la casa // entre murmullos y silencios, / hay que acarrear sombras de piedras / leves andamios, / imitar a las aves” ( Montejo, 2012: 47). Los hombres tejerán las redes, pero las mujeres la vida. Mujeres, sin ustedes no hay nueva vida ni saberes. La isla es una casa con muchas moradas. La casa de Cubagua es la gente de Cubagua… su descendencia y los navegados que la han hecho suya. Sin que se hable, sin que se pronuncien, sin bullaranga conocen el lenguaje ancestral de la mar.

Foto 6: En el fondo de la casa hay un gallo que ni atrasa ni adelanta el tiempo

Fuente: archivo personal

Conclusión de la causa

Escribo en medio de lo que no está en pie… la otrora ciudad de Nueva Cádiz. Como término del razonamiento, la condición profética de la narrativa de Cubagua: “Ya no son voces que se alzan del mar: murmullos, clamores vagos, estremecedores, palpitantes, infinitos. Todo estaba como hace cuatrocientos años” (Núñez, 1996:103). Ya van quinientos y…. No esperemos a los muertos que entierren a sus muertos en cuestiones de saberes ancestrales. No enterremos el pasado efímero… de él venimos. Por los vientos que soplan tierra firme hace rumbo a Cubagua como metáfora del saqueo. Patrimonio y saberes perdidos es la Nueva Cádiz. Ajustemos las velas, así no sepamos de dónde viene ni adónde va el viento. La vida no está escrita, se hace vida al andar, y en el caminar. La tierra se mantiene firme para siempre con sus saberes. Ligero de equipaje en palabras constatamos que lámpara del cuerpo es el ojo. De ser así busco en el espejo al otro que va conmigo. Una cháchara con mis fantasmas. Cubagua es la destrucción de un tiempo y espacio sagrado. Es tiempo de partir, incluso cuando no sé cómo concluir por hoy. Apenas me topé con cosas terrenales, y con trabajo encontré lo que estaba a mano. Partiré de espaldas. Se sabe de buena tinta que irse de espaldas es creer que se regresa pronto. Sin renunciar a la palabra, quizás, la mejor manera de finalizar sea con una fotografía de gran contenido simbólico, de contrastes e inesperada. Una fotografía de los saberes ancestrales… de nuestra herencia heterogénea y contradictoria en el páramo venezolano, porque muchas veces una sola fotografía tiene la capacidad de decir, lo que a un investigador en una tesis. Mudanzas de encantos, silencio de una memoria secreta de mieles, trigos, cantos sagrados, estantillos de madera para encierros de humedales, y para la siembra de aguas… en un páramo que se queda sin cóndor, osos frontinos, venados de rabo blanco y encantados, glaciales, y sin gente. Que la gente del páramo y de la mar pesen sus corazones, aunque crean recto sus caminos.

Foto 7: Siembra de humedales en el páramo de Mérida, Venezuela

Fuente: archivo personal

Un estudio pendiente, y un colofón: Convivir en el Estado Lara para participar en el baile ancestral del Tamunangue. En Para ti me cuento a China, Jonuel Brigue nos afirma: “El retrato más grande del mundo que se ha hecho en Venezuela es el Tamunangue. Sus siete partes corresponden a los siete lados fundamentales de la condición humana” (2007:74). El colofón: Los tiempos complejos anuncian el fin del método científico para el estudio de las necesidades locales y planetarias…

Notas

Referencias bibliográficas Briceño, J. (1970). El origen del lenguaje. Fundación Cultural Barinas.

Brigue, J. (2007). Para ti me cuento a China. Mérida: Ediciones Puerta del Sol.

Cervigón, F. (2008). Gente de Cubagua. Caracas: Fundación Museo del Mar.

Hill, R. (2012). No es tarde para Agradecer. Caracas: Editorial Equinoccio.

Montejo, E. (2011). Terredad. Venezuela: Ediciones Actual.

Núñez, E. (2012). Cubagua. Caracas: Monte Ávila Editores.

Rodríguez, A ((2010) La escritura fragmentaria en Rafael Cadenas. Trujillo: Arte y Poética.

Rengifo C. (2010). Oscéneba. Caracas: Fundarte.

Vallejo, C. (2012). La rueda del hambriento. Colombia: Ediciones El otro el mismo.

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