Editorial

Una edición en homenaje a Milagros Elena Rodríguez

Ivan Fortunato
Instituto Federal de São Paulo, Brasil

Entretextos

Universidad de La Guajira, Colombia

ISSN: 0123-9333

ISSN-e: 2805-6159

Periodicidad: Semestral

vol. 16, núm. 30, 2022

entretextos@uniguajira.edu.co



DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.6409668

Resumen: Asumir la tarea de escribir un editorial, en cualquier contexto, es asumir una tarea de alta responsabilidad. Después de todo, es el primer contacto que los lectores tendrán con el contenido escrito que sigue. Al ser invitado a escribir este editorial en particular, me sentí honrado y desafiado. En primer lugar, porque se trata de presentar una monografía cuyo tema central es una persona y no un objeto de estudio o investigación. En segundo lugar, y más importante, porque es un monográfico sobre una persona muy querida para mí.

Editorial

[1] Asumir la tarea de escribir un editorial, en cualquier contexto, es asumir una tarea de alta responsabilidad. Después de todo, es el primer contacto que los lectores tendrán con el contenido escrito que sigue. Al ser invitado a escribir este editorial en particular, me sentí honrado y desafiado. En primer lugar, porque se trata de presentar una monografía cuyo tema central es una persona y no un objeto de estudio o investigación. En segundo lugar, y más importante, porque es un monográfico sobre una persona muy querida para mí.

Milagros Elena Rodríguez, profesora que tuve la suerte de conocer (solo virtualmente, hasta ahora) en un universo académico semiárido, con muchos desacuerdos, disputas de ego, poder y territorio. Pronto nos acercamos para pensar juntos el mundo que nos rodea y el que también nos es lejano, que concierne a nuestra patria.

Milagros, es matemático con alma compleja y sentipensar decolonial planetario que ama profundamente la vida. No hay que dejar de escribir sobre su condición ineludible de cristiana, no religiosa, y que tiene fe por un hombre que vivió, murió y resucitó por nosotros, Jesucristo al que le dedica el homenaje por ser su todo y fuente de su sabiduría.

El primer contacto que tuve con ella fue como editora del periódico brasileño Revista Internacional de Formação de Professores[2] para lo cual envió a publicar un artículo escrito no en secciones como estamos acostumbrados, sino en rizomas. Esto me llamó la atención, porque lo que no es habitual causa extrañeza. En este caso, una extrañeza positiva; afectiva, pienso ahora, recordando lo sucedido.

Sus rizomas me trasladaron a una época en la que estudiaba con gran entusiasmo a Deleuze y Guattari. En esa época, como estudiante de maestría, vislumbré otro mundo de mil mesetas, menos lineal, menos pragmático, más humano y menos robótico. A medida que avancé en mis estudios y me convertí en profesor, investigador, editor en jefe, director de tesis, etc. el mundo de los rizomas se alejaba cada vez más.

Inmediatamente, la primera medida fue contactar a Milagros Elena por e-mail y en pocos días estábamos produciendo juntos algunos artículos rizomáticos. Hablamos de los males de la psiquis, de Paulo Freire, Humberto Maturana... de la vida palpitante y compleja como es.

Así, cuando llega la invitación para escribir un artículo sobre esa querida amiga, fue muy fácil hacer un artículo para dejar constancia de todo lo que aprendí de ella. Junto a mí, otros colegas de Brasil, Venezuela, Colombia, México, República Dominicana y Cuba que participan en este número especial, dedicado a Milagros Elena. Además de un número sustancial de artículos, observamos un alto número de reseña de sus libros. Esto se debe a que Milagros es ilustrada, inquieta, profunda, crítica y propositiva, en sus reflexiones y ha tratado de aportar, a través de la investigación y la escritura, pensamientos que transformen este mundo que habitamos.

Los artículos que siguen a este editorial abordan los transmétodos, una transmetodología innovadora en la forma de traducir pensamientos complejos en escritura coherente, donde los rizomas cobran sentido en entramados que irrumpen las investigaciones tradicionales. Son artículos que hablan de un mundo por decolonizar, guiados por una ética ecosófica que reconoce que sin un sentipensar estamos condenados a mantener el statu quo.

El monográfico empieza con el artículo “Torbellino transmetódico: se hace camino al andar” de Andrés Antonio Velásquez Gutiérrez, seguido por “Milagros Elena Rodríguez: un accionar desde su sentipensar en el contexto socio-académico-investigativo” escrito por Alberto Tomás Mirabal Rodríguez y Mireya Mirabal Rodríguez. El tercer artículo es mío: “Lecciones de transmétodo: qué se puede aprender de Milagros Elena Rodríguez” y el siguiente es el artículo “Entre-vistas a Milagros Elena rodríguez, trayectoria y obra de la educadora venezolana” por Júlio César Augusto do Valle.

En la secuencia tenemos “La transmodernidad en voz y vestido de mujer” de José Gregorio Lemus, “La educación municipalizada desde la hermenéutica comprensiva ecosofía y diatópica como transmétodo rizomático” de Mireya Mirabal Rodríguez y “La educación remota y la enseñanza de las matemáticas en tiempos de pandemia” por Jamil Alfredo Suárez García, “Estudio descriptivo del rendimiento académico en matemáticas a estudiantes de educación en el nivel superior” de Franklin Rafael Astudillo Villalba y “Pensando la relación humano-naturaleza en el contexto de realidades ecocidas y coloniales, desde un enfoque intercultural” de Cristian Pacheco Huaiquifil y se finaliza con los aportes significativos de Francisca Salas Aguayo, con su contribución “El conflicto mapuche y la crisis del estado: una lectura sobre las instituciones públicas.”

Después de los artículos, en la sección Argumentos, Jairo Portillo Parody presenta “Milagros Elena Rodríguez y tres fotografías” y para culminar con el monográfico aparecen las siete (7) reseñas de sus libros, evidenciando la solidez de su producción académica.

Agradezco a los autores por haber aceptado la misión de compartir sus aprendizajes tomados de la convivencia directa o indirecta con Milagros Elena. También agradezco a ENTRETEXTOS por su especialísima bondad con el homenaje, lo que se convierte en un ejemplo a seguir, necesitamos escribir sobre quienes se esfuerzan por cambiar el mundo para mejor.

A los traductores al wayuunaiki y a la Universidad de La Guajira, Colombia; ellos son de un sentipensar especial para Milagros Elena como los aborígenes: los wayuu, que más resistieron a la invasión de occidente. Ella me dijo que por ser doctora en patrimonio cultural, los admira y coadyuva a su salvaguarda. De hecho, cada resumen y títulos de los artículos los traducen a la lengua wayuu, wayuunaiki.

Reitero cuán brillante es la propuesta de este monográfico y el esfuerzo de cada uno de los involucrados para hacer público todos los textos es el resultado de un trabajo académico que casi nunca tiene reconocido su debido valor: el valor humano, de la vida y de toda la vida planetaria. Espero que cuando decidamos reconocer su debido valor, nuestra especie sigua habitando este lugar.

Con la última expresión, un aprendizaje tomado del andariego de la utopía, el educador brasileño Paulo Freire: mantenemos la esperanza; sin esperar.

Notas

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