Secciones
Referencias
Resumen
Servicios
Descargas
HTML
ePub
PDF
Buscar
Fuente


Milagros Elena Rodríguez y su desempeño en el curso postdoctoral “Las nuevas tendencias y corrientes integradoras de pensamiento y sus concreciones”, Universidad José Martí de Latinoamérica, 2021
Entretextos, vol. 16, núm. 30, pp. 167-170, 2022
Universidad de La Guajira

Reseñas

Entretextos
Universidad de La Guajira, Colombia
ISSN: 0123-9333
ISSN-e: 2805-6159
Periodicidad: Semestral
vol. 16, núm. 30, 2022


Esta obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Resumen: Conocí a Milagros Elena Rodríguez cuando matriculó el curso postdoctoral que yo coordino con una beca total otorgada y para mi satisfacción resultó una excelente alumna. El curso debía durar 18 meses y Milagros realizó los 8 módulos en tiempo récord, es decir, comenzando el 5 de febrero de 2021 y culminando el 25 de mayo de 2021, tiempo de 3 meses semanas, mostrando alto nivel cogitativo y habilidades para concretar los contenidos en la praxis.

Conocí a Milagros Elena Rodríguez cuando matriculó el curso postdoctoral que yo coordino con una beca total otorgada y para mi satisfacción resultó una excelente alumna. El curso debía durar 18 meses y Milagros realizó los 8 módulos en tiempo récord, es decir, comenzando el 5 de febrero de 2021 y culminando el 25 de mayo de 2021, tiempo de 3 meses semanas, mostrando alto nivel cogitativo y habilidades para concretar los contenidos en la praxis.

El programa está compuesto por los siguientes módulos, cuya complejidad y riqueza conceptual, exige mucho al postdoctorante, a saber:

  1. La racionalidad postclásica y la emergencia de nuevos saberes.

  2. Pensamiento complejo

  3. La ecosofía y sus mediaciones

  4. La bioética como reflexión integradora del saber científico humanista.

  5. Epistemología de segundo orden

  6. Hermenéutica ecosófica

  7. La educación y los aportes de las neurociencias

  8. El ensayo y su discurso complejo. Teoría y praxis

Sin embargo, Milagros, mostrando gran oficio pudo mantener conmigo y con los respectivos autores un diálogo enriquecedor.

Rompiendo paradigmas, el curso postdoctoral se desarrolló a través de la creación de espacios comunicativos en línea para la construcción de conocimientos y revelación de valores, y coadyuvó al desarrollo del pensamiento creador. Se potenció el despliegue de habilidades conducentes a un pensamiento de alto vuelo cogitativo y fina sensibilidad para captar lo complejo. Se realizaron interpretaciones de los textos de la antología monográfica, ejercicios que propiciaron una cultura del debate y la crítica respetuosa del otro con plena tolerancia y razón ecuménica. Con sentido incluyente se desarrolló el empleo de un discurso que abarcador de las varias formas aprehensivas de la realidad de que dispone el hombre: lenguaje directo, con sus respectivas formas conceptuales, el lenguaje tropológico, así como aprovechar las infinitas posibilidades del ensayo, la poesía, la narratividad y la metaforización, entre otros.

Con sentido cultural, ecosófico y complejo, el espíritu general del curso devino crisol integrativo de saberes, donde ciencia y conciencia dialogan de forma permanente y en esta dirección la doctora Milagros fue consecuente, siempre aportando elementos sustantivos al logro y eficacia del curso postdoctoral. Particularmente sus aprehensiones en la ecosofía y la hermenéutica ecosófica, no sólo se circunscribieron a los análisis teóricos, sino también a su impacto práctico.

En los tiempos actuales la hermenéutica, sin perder su elan filosófico, con más frecuencia asume cauces interpretativos más concretos en la ciencia, la política, la estética, el derecho, y por supuesto en la ética, entre otros campos de la cultura. Esto, en gran medida, exigido por el mundo de la vida cotidiana, espacio donde emergen con fuerza las raigales contradicciones en que deviene la sociedad contemporánea, particularmente la crisis de valores y los vacíos de sentidos, como resultado de la enajenación progresiva que invade la naturaleza humana, y la hace extraña al hombre, hasta cosificarlo y alienarlo de la cultura.

En tales circunstancias, la necesidad de las interpretaciones existenciales resulta de urgente humanidad y propicia conscientemente la vinculación de la ética con la hermenéutica y viceversa, desde una perspectiva integradora que exige misión concreta ante los desafíos y peligros de la existencia del mundo terrenal y humano.

Por eso se hace necesario el desarrollo de una hermenéutica analógica que aprehenda la conducta humana con ansia cósmica de humanidad sin obviar los referentes históricos culturales y con ello, el contexto real en que se realiza. La hermenéutica analógica e icónica no se afilia al equivocismo relativista conducente a la concepción que la interpretación textual sólo la pone el lector, ni al univocismo que ingenuamente o no, se aferra a la “absoluta objetividad” del texto, hasta negar la subjetividad creadora inmanente al que lee, traduce o interpreta. El objetivismo mata la creación interpretativa, y convierte la lectura en un acto inerte e infecundo, es decir, un acto repetitivo que no dice nada. Sencillamente, impone, dispone, pero no propone.

Es que una hermenéutica realista, analógica, como bien afirma Beuchot (1997, p.16), debe “(…) ser un arte y ciencia de la interpretación que tiene por objeto la comprensión del texto con cierta sutileza y penetración. Se divide en hermenéutica teórica y en hermenéutica práctica o aplicada; la primera es la recolección de principios y reglas que guían la interpretación sutil y adecuada, la segunda es la aplicación de esos principios y reglas en la interpretación concreta de un texto. Para ello pone el texto en su contexto apropiado. Su metodología es la sutileza, tanto de entender un texto, como la de explicar o exponer su sentido y la de aplicar lo que dice el texto a la situación histórica del intérprete. Esto cobra más importancia aun cuando se trata de la hermenéutica de la ética, de la conducta moral humana., o de una ética hermenéutica del sujeto.

La hermenéutica analógica, “recorre los movimientos metódicos de la apropiación o acercamiento y del distanciamiento objetivo” para situarse así en el justo medio y evitar tanto el objetivismo como el subjetivismo, que en última instancia tergiversan lo interpretado. En el acto hermenéutico hay un texto, un autor y un intérprete. El texto puede ser de varias clases: escrito, hablado y actuado (o plasmado en otros materiales, y aun se ha tomado como texto el puramente pensado). Precisamente la sutileza interpretativa o hermenéutica consiste en captar la intencionalidad significativa del autor, a pesar de la injerencia de la intencionalidad del intérprete. El intérprete pone en juego un proceso que comienza con la pregunta interpretativa frente al texto; sigue con el juicio interpretativo del intérprete, juicio que suele ser primero hipotético y luego categórico; y se pasa de hipotético a categórico mediante una argumentación que sigue una inferencia hipotético-deductiva, o retroductiva, o abductiva. En todo caso, la argumentación interpretativa sirve para convencer a los otros miembros de la comunidad o tradición hermenéutica acerca de la interpretación que se ha hecho” (Beuchot, 1997, p.16).

La hermenéutica analógica en muchos momentos posee coincidencias de espíritu y estilo con la hermenéutica de Gastón Bachelard . Particularmente, cómo a su discurso volador y utópico sabe ponerle “bridas” para que reconozca su génesis, historia y condicionantes y no olvide las raíces.

En los momentos actuales posee más vigencia aún los discernimientos hermenéuticos creativos, pues la fuerte emergencia de la filosofía del lenguaje, de la semiótica y la hermenéutica misma, si realmente ha despejado caminos y ha contribuido a la superación del objetivismo gnoseologista del paradigma moderno, también en algunos casos se ha ido al extremo, sobre la base de una hermenéutica, donde todo vale, todo es interpretación, olvidándose los referentes ontológicos, históricos, culturales. En fin, la analogía del acto interpretativo con la realidad interpretada se desvanece para caer en los brazos del relativismo subjetivista.

El lenguaje no es la morada del ser, en el sentido heideggeriano, ni la interpretación misma hecha lenguaje, como en el giro ontológico de Gadamer, donde el lenguaje, en tanto objeto de la comprensión, es en sí mismo el ser. Se interpreta la lingüisticidad del ser a un grado extremo de absolutización tal, que el ser mismo es lenguaje. Así, expresa Gadamer: “Nuestra reflexión ha estado guiada por la idea de que el lenguaje es un centro en el que se reúnen el yo y el mundo, o mejor, en el que ambos aparecen en su unidad originaria. Hemos elaborado también el modo como se representa este centro especulativo del lenguaje como un acontecer finito frente a la mediación dialéctica del concepto. En todos los casos que hemos analizado, tanto en el lenguaje de la conversación como en el de la poesía y en el de la interpretación, se ha hecho patente la estructura especulativa del lenguaje, que consiste no en ser copia de algo que está dado con fijeza, sino en un acceder al lenguaje en el que se anuncia un todo de sentido. Esto nos había acercado a la dialéctica antigua porque tampoco en ella se daba una actividad metodológica del sujeto, sino un hacer de la cosa misma, hacer que el pensamiento «padece». Este hacer de la cosa misma es el verdadero movimiento especulativo que capta al hablante. Ya hemos rastreado su reflejo subjetivo en el hablar. Ahora estamos en condiciones de comprender que este giro del hacer de la cosa misma, del acceso del sentido al lenguaje, apunta a una estructura universal-ontológica, a la constitución fundamental de todo aquello hacia lo que puede volverse la comprensión. El ser que puede ser comprendido es lenguaje. El fenómeno hermenéutico devuelve aquí su propia universalidad a la constitución óntica de lo comprendido cuando determina ésta en un sentido universal como lenguaje, y cuando entiende su propia referencia a lo que es como interpretación. Por eso no hablamos sólo de un lenguaje del arte, sino también de un lenguaje de la naturaleza, e incluso del lenguaje de las cosas” (Gadamer, 1997, p.567-568).

La doctora Milagros Elena se caracterizó por la búsqueda constante. En su trabajo no se conformaba solamente con las fuentes bibliográficas del curso postdoctoral, pues indagaba en otras obras y autores contemporáneos.

Igualmente, sus resultados postdoctorales se concretaron en la educación con sentido complejo, cultural y ecosófico. Un tema que siempre la doctora Milagros Elena prioriza en sus investigaciones, pues ante todo se trata de una maestra que ve en la educación las fuerzas morales de las transformaciones, pero una educación que exige reformas de las mentalidades y cambios estructurales.

Es de resaltar las publicaciones inéditas que recorren por cada módulo, e incluyendo la culminación de su libro sobre hermenéutica comprensiva, ecosófica y diatópica, uno de sus transmétodos que viene perfilando desde su segundo doctorado en 2017, y que fue tocado por estos estudios doctorales y que pronto estará publicado en Durango, México. Y el homenaje ya publicado a José Marín, Emerson, entre otros.

Felicitamos de todo corazón a la Dra. Milagros Elena, por sus éxitos científicos - profesionales y, sobre todo, por ser una buena persona.

Referencias

Bachelard, G. (2000). La intuición del instante. México: Fondo de Cultura Económica.

Beuchot, M. (1997). Perfiles de la hermenéutica. En del propio autor “Tratado de hermenéutica analógica. México: UNAM.

Referencias

Gadamer, G. (1977). Verdad y método. Salamanca: Sígueme.



Buscar:
Ir a la Página
IR
Modelo de publicación sin fines de lucro para conservar la naturaleza académica y abierta de la comunicación científica
Visor de artículos científicos generados a partir de XML-JATS4R