En esta obra publicada en 2021, la Dra. Milagros Elena Rodríguez presenta sus perspectivas sobre el legado de Freire, del que es una profunda admiradora. La obra se publica en el año en que Paulo Freire habría cumplido 100 años, lo que la convierte en un digno homenaje al patrón de la educación brasileña. El libro fue publicado por Edições Hipótesis, una editorial dirigida por el colectivo Cazulo, con sede en Itapetininga, en el estado de São Paulo, Brasil.

Esta reseña pretende también rendir homenaje a la producción de la autora, que sigue manteniendo con firmeza sus caminatas hacia la utopía, utilizando como herramientas el amor, la filosofía freireana y su profunda fe en Dios.

Milagros empieza la obra presentando a Paulo Freire: desde sus numerosas obras y la forma en que influyeron en el mundo, hasta sus profundos esfuerzos por llevar su perspectiva educativa a los oprimidos. Además, aclara que Paulo Freire no lucha simplemente por las "[...] miserias más urgentes en un momento de la historia de Brasil, Chile, entre otros países" (RODRÍGUEZ, 2021, p. 11). Freire lucha contra la injusticia de un sistema que desea continuar con la perpetuación de la falta de fe, basada en la creencia de que sólo la crisis y la colonialidad, que pretende ser redentora, pueden ser vividas.

A partir de esta reflexión, Milagros aborda el concepto de decolonialidad planetaria, que se presenta como la antítesis y la liberación del proyecto de la modernidad. Este proyecto comenzó con la invasión de América por los españoles y con la apertura geopolítica y económica de Europa al Atlántico. La materialización de este sistema a lo largo de los siglos acabó inclinando la balanza económica y política a favor de los colonizadores. Y esta realidad se profundiza junto con el desarrollo del capitalismo.

Concluye su reflexión afirmando que la descolonialidad planetaria tuvo su reconocimiento en el legado freiriano con su amor y fe por las personas y los desprotegidos. Sólo así será posible pasar de la modernidad (que hace notoria la opresión de los pueblos del Sur) a la transmodernidad (proyecto de liberación de las víctimas de la modernidad).

Milagros añade la importancia de que la educación tenga un papel en la construcción de sueños, utopías y esperanzas de cambio, como siempre buscó Freire en su vida. Milagros cuestiona al lector si se está desarrollando una verdadera praxis del amor en el proceso de enseñanza-aprendizaje con los alumnos. El contacto en primera persona crea una mayor proximidad con el lector, en la relación de comunicación en la que reafirma la importancia del alumno como aprendiz, que, para Freire, es el que discierne, y por lo tanto participa efectivamente en el proceso educativo. De lo contrario, no es más que un alumno objeto que reproduce lo que se le transmite, no convirtiéndose en agente de cambio y perpetuando el sistema bancario de la educación.

En la búsqueda de la formación de sujetos autónomos, se incluye el retorno a los tiempos en que los seres humanos eran sensibles, comunicativos con la grandeza histórica del Sur y los orígenes culturales. En la búsqueda de la libertad freireana, es fundamental hablar de la transdisciplinariedad, precisamente porque el sistema educativo no es coherente con la libertad personal, la transformación social y la acción política, por lo que el proceso de enseñanza-aprendizaje y la conexión entre disciplinas se concretan en el desarrollo de la praxis.

En el centenario de Freire, Milagros hace este gran homenaje al educador, reafirmando que el momento actual es crítico, porque la realidad de los oprimidos se ha ampliado y agravado, a través de las diversas desigualdades existentes, que degradan la condición humana. Además, la educación freiriana tiene un papel fundamental en la inclusión, en el proceso dialógico democrático e incluso como forma de combatir los comportamientos machistas y la reducción de las mujeres en todas las esferas sociales. Por eso, más que nunca, hay que llevar a Freire al proceso de enseñanza-aprendizaje como una resistencia a los tiempos oscuros y un intento de buscar un mundo más justo.

La reestructuración de los modelos educativos vigentes es esencial en la búsqueda de la ruptura del sistema opresivo. Trayendo a Freire a la discusión, el autor señala la necesidad de una educación que valore el diálogo auténtico, incluyendo, en esta ecuación pedagógica más humanitaria, tanto al educador como al educando en una unión en torno a un objeto que se busca conocer, siendo el diálogo la propia mediación entre educandos, educadores y los objetos de estudio. De esta manera, una clase se desarrolla en el formato de un encuentro, "donde se busca el conocimiento, y no donde se transmite" (Freire, 1993b apud Rodríguez, 2021, p. 18).

Educar es conocer la realidad de forma crítica. Por lo tanto, el acto de educar debe presentar la profundidad de la crisis que perpetúa el ciclo de opresión. La opresión puede venir del Norte al Sur o incluso del educador al educado; la modernidad trae infinitos ciclos que oprimen y deshumanizan al ser.

Para pasar de la modernidad a la transmodernidad, hay que entender también la alfabetización política. Cabe destacar, a priori, que la lectura del mundo precede a la lectura del alfabeto. Así, el modelo progresista freiriano de educación debe apreciar toda la historia y la cultura de los agentes del proceso de enseñanza-aprendizaje, descartando modelos y fórmulas preestablecidas. Valorando la cultura y la historia de los agentes del proceso de enseñanza-aprendizaje tenemos un modelo de educación no estático que varía según cada materia, cada cultura y cada historia, haciendo que la educación no sea una constante sino una variable, respetando al ser humano que está aprendiendo allí. Al valorar la historia y la cultura del sujeto, valoramos también su realidad. Al valorar la realidad del individuo, también se da crédito a su voluntad de cambiarla. Y esto se convierte en uno de los fundamentos de una educación realmente humana.

La alfabetización política educa para conocer la realidad de forma crítica, permitiendo transformarla. Transforma la educación en un acto de liberación. Por lo tanto, enseña a leer no sólo el alfabeto, sino que también se centra en la comprensión crítica de la realidad, con el objetivo de que el acto de la alfabetización trascienda y no sólo se traduzca en la capacidad de leer, sino también en la capacidad de dar voz.

Comprendiendo la importancia de la educación crítica, también es importante reflexionar sobre su aplicación en la sociedad. Milagros presenta entonces a Paulo Freire como un ser con una conciencia llena de amor por sus semejantes. Así, "[...] siendo un pedagogo de las favelas, su escena de alfabetización son las favelas, las comunidades; el pueblo en su escena; su escuela" (Rodríguez, 2021, p. 51). Educar, en el análisis de Paulo Freire en la obra de Milagros, es un acto de amor. Y no se trata de que tal acto sea un privilegio para unos pocos. Corresponde a la educación alcanzar todas las profundas diferencias sociales que existen. Y también le corresponde reflejar a la sociedad la necesidad de reducir cada vez más las injusticias del mundo.

Es fundamental la búsqueda por la reinvención de las escuelas, ya que se han burocratizado. El espacio escolar se ha convertido y sigue siendo el lugar de la validez del conocimiento, el que se impone a la fuerza en el aula. Este modelo de educación favorece los intereses de la élite y nos vende la falsa percepción de que sólo ellos tienen la competencia para saber cuáles son las necesidades e intereses de toda la sociedad.

Llevar el conocimiento científico a las comunidades debe romper el autoritarismo presente desde la modernidad-postmodernidad-colonialidad, como único portador del conocimiento, del saber. La conjunción escuela-comunidad siguiendo el enfoque freireano rompe con la educación tradicional, se adhiere al diálogo y forma un conocimiento que hace más claro el mundo y su lectura para todos los implicados en el proceso educativo. Así, caminamos junto a Freire en su camino hacia la utopía, renovando su enseñanza.

Milagros habla brevemente de su país de origen, Venezuela, que está bendecido por Dios con riquezas inconmensurables que pueden aportar soluciones para la salida de la crisis en el Sur. Para ello, afirma que es imprescindible estudiar y prestar atención a las necesidades más básicas de las comunidades educativas más vulnerables y pobres, como la alimentación, el suministro de materiales, equipos y mobiliario, los uniformes (o incluso la eliminación de esta obligación), etc. Añade un triste dato sobre la realidad venezolana, en la que el profesor mejor pagado no supera los 10 dólares al mes. Esta realidad, que afecta a la seguridad social de los venezolanos, provoca la mayor emigración de la historia, reflejando los gritos de ayuda para la supervivencia. Plantea una reflexión pertinente: "Imaginen ustedes la degradación y tristeza en el cuerpo que se destruye y las esperanzas que necesitan ser reavivadas" (Rodríguez, 2021, p. 68).

Milagros no pasa por alto la importancia actual de la emergencia socio ambiental que desvela la crisis del Sur global. También menciona que, en medio de la materialización de las catástrofes ambientales, la población del Sur es la que menos recursos tiene para enfrentarlas. Debido a esta realidad, las personas se ven obligadas a vivir en condiciones climáticas y ambientales extremas e insalubres, ya que carecen de recursos económicos para emigrar.

Freire emerge en esta realidad y contexto, colocándose a favor de los desprotegidos, como un andariego que tiene al amor como la moto perpetua de su vida. En sus viajes por el mundo, dialoga, discute, aprende, colocándose en el papel de educador para liberar.

Ante la crisis del sistema educativo que se vive en el Sur, es necesario otro análisis del legado que dejó Paulo Freire en la pedagogía para reestructurarla, actualizarla y seguir el desenvolvimiento de las complejidades del mundo actual. En este mismo párrafo, el autor señala el uso de la decolonialidad como un palo de la propia colonialidad "[...]de la mano de nuestros propios hermanos, la falsedad, el disfraz un instrumento colonial de moda en muchos países del Sur" (Rodríguez, 2021, p. 69).

Llevar a Freire a la formación de una educación que se proponga romper con el colonialismo y caminar hacia el descolonialismo, para reformular la modernidad para que llegue a la transmodernidad, teniendo como estructura el amor, el diálogo y la ética, es una tarea para los educadores insatisfechos con los actuales moldes opresivos de la sociedad. Milagros Elena Rodríguez, con su personalidad bondadosa, guiada por la perspectiva freiriana y por su profundo corazón cristiano, sirve de ejemplo de educadora: educa teniendo el amor como fundamento de su tarea en la formación de una sociedad cada día menos injusta y más empática.

¡Por eso recomendamos el libro Paulo Freire en el Sur!

Referencias bibliográficas

Rodríguez, Milagros Elena, (2021). Paulo Freire en el Sur. La utopía en la praxis en el centenario de su nacimiento. Itapetininga: Edições Hipótese. ISBN. 978-65-87891-17-0. En: https://drive.google.com/file/d/1Ncmv0ebCkIJMz1lmyqxp8O5Cm2q94GSg/view